La Universidad Pontificia de México (UPM) inició una nueva etapa con la designación del P. Pedro Antonio Benítez Mestre como rector interino, quien asumirá el cargo por dos años con el compromiso de fortalecer la formación académica, espiritual y social de sacerdotes, religiosos y laicos, consolidando la institución como un referente en México y América Latina.

Características de una universidad católica

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En entrevista con ACI Prensa, el P. Benítez Mestre afirmó que toda universidad católica, y en especial la pontificia, debe tener “una identidad cristiana”, es decir, que su “fuente del saber teológico y filosófico sea la revelación, son estas verdades sobre Cristo, sobre la Iglesia, sobre el hombre”.

Añadió que también debe contar con “una clara dimensión misionera, o sea, que una universidad católica debe encontrar los cauces para transmitir lo que ella considera su tesoro, su acervo doctrinal, humano y espiritual”.

El sacerdote sostuvo que la institución debe “entrar en los engranajes mentales del discurso político y social”, porque una universidad que “no pretenda influir en la sociedad estaría como encapsulándose a sí misma en una especie de monasterio. Puedes cultivar la teología, el derecho, pero no estás pretendiendo impactar en la sociedad”.

Instalaciones de la Universidad Pontificia de México. Crédito: EWTN Noticias
Instalaciones de la Universidad Pontificia de México. Crédito: EWTN Noticias

Finalmente, destacó la importancia de preparar a los alumnos “para poder dialogar, discurrir, conversar, discutir. Eso es importante, eso es una cosa que tiene que hacer una universidad católica. Estar en los procesos de pensamiento, de la gestión de la humanidad, de las sociedades”.

En este sentido, el rector destacó que uno de sus “sueños” al frente de la UPM es que la institución se consolide como “un referente para la transmisión, la creación, la investigación de la cultura cristiana, de los valores evangélicos”, no sólo en México, sino en toda Latinoamérica e incluso, bromeó, “las próximas galaxias que se vayan descubriendo”.

Nombramiento inesperado

La UPM es la única institución de educación superior de la Iglesia Católica en México dedicada a la formación sacerdotal, religiosa y laical en disciplinas como teología, filosofía, derecho canónico y ciencias humanísticas. Fue erigida el 29 de junio de 1982 por decreto de la Congregación para la Educación Católica, como heredera de la Real y Pontificia Universidad de México, fundada en 1551. 

Actualmente cuenta con cerca de 400 alumnos, entre estudiantes de programas ordinarios y participantes de diplomados sabatinos, incluyendo alumnos de América Latina y África.

Instalaciones de la Universidad Pontificia de México. Crédito: EWTN Noticias
Instalaciones de la Universidad Pontificia de México. Crédito: EWTN Noticias

El P. Benítez Mestre relató que recibió la invitación para asumir el mando de esta institución por el Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México y Gran Canciller de la universidad, “de manera sorpresiva” mientras se desempeñaba como profesor adjunto en el Departamento de Teología Sistemática de la Universidad de Navarra (España). Aun así, aceptó el encargo como “un bonito reto para ayudar a concentrar fuerzas, iniciativas, potencialidades” de la universidad.

El sacerdote asumió la rectoría el 26 de agosto, con el nombramiento aprobado por el Dicasterio de la Santa Sede para la Cultura y la Educación, tras la salida del P. Anguiano García.

Renovación educativa

Según explicó el rector, la UPM nació con una doble vocación histórica: formar al clero y preparar a los laicos.

Señaló que el objetivo de las universidades pontificias es “llevar el Evangelio a personas que conocen del cristianismo una versión que llamaríamos como folclórica, o meramente cultural, o de costumbres, pero que no han conocido realmente la fe”.

Asimismo, destacó que en la universidad representa un desafío formar a quienes, desde sus propias trincheras, lleven el Evangelio para que “les diga algo y que sea parte de su vida propia”, lo cual implica actualizar la formación del clero y adaptarse a las condiciones de los estudiantes.

En este sentido, dijo que “hay que renovar interiormente el encuentro con Cristo, convencidos de la verdad del Evangelio”.