En un encuentro este 23 de agosto con las participantes de los capítulos generales de cuatro institutos religiosos, el Papa León XIV resaltó los valores de la Sagrada Familia de Nazaret, que es “hogar de oración, forja de amor y modelo de santidad”.
Este sábado, el Santo Padre recibió en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico del Vaticano a las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret, al Instituto Hijas de Nazaret, al Instituto Apóstoles de la Sagrada Familia y a las Hermanas de la Caridad de Santa María (Hermanas del Buen Consejo).
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Primero, resaltó que las asambleas de cada instituto se celebran en medio del Jubileo de la Esperanza y aseguró que cada uno de sus carismas, dados por el Espíritu Santo a sus fundadores, sigue aún renovándose, “a menudo atravesando duras pruebas” pero siempre respondiendo a los dones de Dios.
“Todo esto las hace testigos, testigos de esperanza por excelencia; sobre todo de esa esperanza que nos orienta constantemente hacia los bienes futuros y de los cuales, en cuanto religiosas, están llamadas a ser signo y profecía”, dijo.

El Papa León expresó que los fundadores de cada instituto entregaron por completo su vida a Dios, respondiendo afirmativamente a la llamada que Él les hacía a pesar de sus orígenes y contextos diversos.
Además, dijo que un rasgo común que comparten como religiosas es “el deseo de vivir y transmitir a los hermanos los valores de la Sagrada Familia de Nazaret, hogar de oración, forja de amor y modelo de santidad”.
Citando a San Pablo VI durante su viaje a Tierra Santa en 1964, el Papa comentó que mirando a Jesús, María y José “se pudiera comprender cada vez más la importancia de la familia, su comunión de amor, su belleza sencilla y austera, su carácter sagrado e inviolable, su dulce pedagogía y su natural e insustituible función en la sociedad”.
Añadió que esto “es muy necesario” hoy en día, porque las familias precisan más que nunca ser ayudadas, promovidas y animadas, “con la oración, con el ejemplo y con una acción social diligente, dispuesta a socorrerla en sus necesidades”.
“En este sentido, el testimonio carismático y el trabajo que ustedes realizan como consagradas, pueden hacer mucho. Por eso, las invito a reflexionar sobre aquello que sus institutos han hecho, a lo largo del tiempo, en favor de tantas familias”, dijo el Papa.
También las animó a renovar su compromiso para que en cada hogar florezcan “las virtudes domésticas y se mantenga vivo el amor”.
“Continúen las obras que les han sido confiadas siendo familia y estando cerca de las personas que asisten, con la oración, la escucha, el consejo y la ayuda, para cultivar y difundir, en las diferentes realidades en las que se desempeñan, el espíritu de la casa de Nazaret”, concluyó el Papa León.




