Recordamos algunas de las frases memorables del Papa León XIV en sus primeros 100 días de pontificado, que cumple este 16 de agosto:
La paz que viene de Cristo
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1. Esta es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante. Proviene de Dios, Dios que nos ama a todos incondicionalmente. (Primer saludo tras ser elegido).
2. En un mundo quebrantado y sin paz el Espíritu Santo nos educa a caminar juntos. (Vigilia de Pentecostés).
3. Hoy más que nunca, la humanidad clama y pide la paz. Es un grito que exige responsabilidad y razón, y no debe ser sofocado por el estruendo de las armas ni por las palabras retóricas que incitan al conflicto. (Ángelus en la Solemnidad del Corpus Christi).
La misión evangelizadora
4. Hablamos de ambientes en los que no es fácil testimoniar y anunciar el Evangelio y donde se ridiculiza a quien cree, se le obstaculiza y desprecia, o, a lo sumo, se le soporta y compadece. Y, sin embargo, precisamente por esto, son lugares en los que la misión es más urgente, porque la falta de fe lleva a menudo consigo dramas como la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia, la violación de la dignidad de la persona en sus formas más dramáticas, la crisis de la familia y tantas heridas más que acarrean no poco sufrimiento a nuestra sociedad. (Homilía en la Misa con cardenales).
5. Hay que ser valientes en el testimonio que damos, con la palabra y sobre todo con la vida: dando la vida, sirviendo, a veces con grandes sacrificios, para vivir precisamente esta misión. (Homilía en la cripta de la basílica de San Pedro).
6. La evangelización, queridos hermanos y hermanas, no es una conquista humana del mundo, sino la infinita gracia que se difunde a través de vidas transformadas por el Reino de Dios. (Vigilia de Pentecostés).
7. Esta dimensión cristiana de nuestra vida y misión la llevo en mi corazón, y se refleja en las palabras de san Agustín que elegí para mi servicio episcopal y ahora para mi ministerio pontificio: In Illo uno unum. Cristo es nuestro Salvador y en Él somos uno, la familia de Dios, más allá de la rica variedad de nuestras lenguas, culturas y experiencias. (Discurso a las Obras Misionales Pontificias).
El amor misericordioso de Dios
8. Dios nos quiere, Dios los ama a todos, y el mal no prevalecerá. Estamos todos en las manos de Dios. Por lo tanto, sin miedo, unidos, tomados de la mano con Dios y entre nosotros sigamos adelante. (Primer saludo tras ser elegido).
9. Si permanecemos en su amor, en efecto, Él mismo hace morada en nosotros, nuestra vida se convierte en templo de Dios, y ese amor nos ilumina, y va entrando en nuestra forma de pensar y en nuestras decisiones, hasta alcanzar también a los demás, iluminando todos los ámbitos de nuestra existencia. (Regina Caeli del 25 de mayo).
10. La alegría de Dios no es ruidosa, pero cambia realmente la historia y nos acerca unos a otros. (Misa ordenaciones presbiterales).
11. Jesús Resucitado nos muestra sus heridas y, a pesar de que son signo del rechazo por parte de la humanidad, nos perdona y nos envía. (Misa ordenaciones presbiterales).
12. El Padre no nos ama menos que a su Hijo unigénito, o sea de manera infinita. Dios no ama menos, porque ama antes de nada, ¡ama antes que nadie! (Misa en el Jubileo de la familias).
13. Creer en Él y seguirlo como sus discípulos significa dejarse transformar para que también nosotros podamos tener sus mismos sentimientos; un corazón que se conmueve, una mirada que ve y no pasa de largo, dos manos que socorren y alivian las heridas, los hombros fuertes que se hacen cargo de quien tiene necesidad. (Misa en Castel Gandolfo).
14. Hermanos y hermanas, hoy se necesita esta revolución del amor. (Misa en Castel Gandolfo).
15. El amor de Dios es tan grande que Jesús ni siquiera reservó a su madre para sí, dándonos a María como madre, en la hora de la cruz. (Homilía en Castel Gandolfo con los carabinieri de Italia).
16. Si renegamos del amor que nos ha engendrado, si traicionando nos volvemos infieles a nosotros mismos, entonces realmente perdemos el sentido de nuestra venida al mundo y nos autoexcluimos de la salvación. Sin embargo, precisamente allí, en el punto más oscuro, la luz no se apaga. Es más, comienza a brillar. Porque si reconocemos nuestro límite, si nos dejamos tocar por el dolor de Cristo, entonces podemos finalmente nacer de nuevo. (Catequesis sobre la traición).
17. La fe no nos evita la posibilidad del pecado, sino que nos ofrece siempre una vía para salir: la de la misericordia. (Catequesis sobre la traición).
18. Jesús no se escandaliza frente a nuestra fragilidad. Sabe bien que ninguna amistad es inmune al riesgo de traición. Pero sigue fiándose. Sigue sentándose en la mesa con los suyos. No renuncia a partir el pan, incluso para quien lo traicionará. Esta es la fuerza silenciosa de Dios: no abandona nunca la mesa del amor, ni siquiera cuando sabe que lo dejarán solo. (Catequesis sobre la traición).
La familia
19. Una de las expresiones más bellas del amor de Dios es el amor que derraman las madres, sobre todo a sus hijos y nietos. (Homilía en la cripta de la basílica de San Pedro).
20. Y ustedes, hijos, sean agradecidos con sus padres: decir “gracias” por el don de la vida y por todo lo que con ella se nos da cada día es la primera forma de honrar al padre y a la madre. (Misa en el Jubileo de la familias).
21. En la familia, la fe se transmite junto con la vida, de generación en generación: se comparte como el pan de la mesa y los afectos del corazón. Esto la convierte en un lugar privilegiado para encontrar a Jesús, que nos ama y siempre quiere nuestro bien. (Misa en el Jubileo de la familias).
22. El amor por nuestros seres queridos —por el cónyuge con quien hemos pasado gran parte de la vida, por los hijos, por los nietos que alegran nuestras jornadas— no se apaga cuando las fuerzas se desvanecen. Al contrario, a menudo ese afecto es precisamente el que reaviva nuestras energías, dándonos esperanza y consuelo. (Mensaje Jornada Mundial de los Abuelos y los Ancianos).
23. Es tarea de quien tiene responsabilidad de gobierno aplicarse para construir sociedades civiles armónicas y pacíficas. Esto puede realizarse sobre todo invirtiendo en la familia, fundada sobre la unión estable entre el hombre y la mujer. (Audiencia al cuerpo diplomático).
La gracia del Espíritu Santo
24. El Espíritu Santo viene a desafiar, en nuestro interior, el riesgo de una vida que se atrofia, absorbida por el individualismo. (Misa Solemnidad de Pentecostés).
25. El Espíritu de Dios nos hace descubrir un nuevo modo de ver y de vivir la vida. Nos abre al encuentro con nosotros mismos, más allá de las máscaras que llevamos puestas; nos conduce al encuentro con el Señor enseñándonos a experimentar su alegría (Misa Solemnidad de Pentecostés).
Cristo Eucaristía y la Iglesia
26. Toda la fecundidad de la Iglesia y de la Santa Sede depende de la cruz de Cristo. De lo contrario, es apariencia, si no es que algo peor. ( Homilía en el Jubileo de la Santa Sede).
27. Cristo es la respuesta de Dios al hambre del hombre, porque su cuerpo es el pan de la vida eterna: ¡tomen y coman todos de él! (Homilía Solemnidad Corpus Christi).
28. Cuando nos alimentamos de Jesús, pan vivo y verdadero, vivimos para Él. Ofreciéndose sin reservas, el Crucificado Resucitado se entrega a nosotros, y de este modo descubrimos que hemos sido hechos para nutrirnos de Dios. (Homilía Solemnidad Corpus Christi).
29. La vida de la Iglesia y del mundo, en efecto, sólo se comprende en la sucesión de las generaciones, y abrazar a un anciano nos ayuda a comprender que la historia no se agota en el presente, ni se consuma entre encuentros fugaces y relaciones fragmentarias, sino que se abre paso hacia el futuro. (Mensaje Jornada Mundial de los Abuelos y los Ancianos).
30. La unidad en la Iglesia Católica se nutre de perdón y de confianza recíproca. (Solemnidad de los santos Pedro y Pablo).
El sacerdocio
31. El ministerio sacerdotal es un ministerio de santificación y reconciliación para la unidad del Cuerpo de Cristo. (Jubileo de los sacerdotes).
32. Nuestro mundo propone muchas veces modelos de éxito y prestigio discutibles e inconsistentes. No se dejen embaucar por ellos. Miren más bien el sólido ejemplo y los frutos del apostolado, muchas veces escondido y humilde, de quien en la vida ha servido al Señor y a los hermanos con fe y dedicación, y mantengan su memoria con su fidelidad. (Jubileo de los sacerdotes).
33. Comprometámonos a hacer de nuestras diversidades un taller de unidad y comunión, de fraternidad y reconciliación para que cada uno en la Iglesia, con la propia historia personal, aprenda a caminar junto con los demás. (Misa y la bendición de los palios de los nuevos arzobispos).
34. Tenemos que pedir por la conversión de muchas personas, tanto dentro como fuera de la Iglesia, que aún no reconocen la urgencia de cuidar nuestra casa común. (Misa por la custodia de la reación).
35. Si bien es importante que vivamos nuestra fe en las acciones concretas y en la fidelidad a nuestros deberes, según el estado y la vocación de cada uno, también es fundamental que lo hagamos partiendo de la meditación de la Palabra de Dios y de la atención a lo que el Espíritu sugiere a nuestro corazón, reservando, para tal fin, momentos de silencio, momentos de oración, tiempos en los que, acallando ruidos y distracciones, nos pongamos ante Él y logremos unidad en nuestro interior. (Misa en Albano).
Los jóvenes
36. Muy queridos jóvenes, nuestra esperanza es Jesús (...) Aspiren a cosas grandes, a la santidad, allí donde estén. No se conformen con menos. Entonces verán crecer cada día la luz del Evangelio, en ustedes mismos y a su alrededor. (Misa Jubileo de los jóvenes).
37. A los jóvenes les digo: “¡No tengan miedo! ¡Acepten la invitación de la Iglesia y de Cristo Señor!”. (Su primer Regina Caeli).
38. Ustedes son la sal de la tierra […] la luz del mundo. Y hoy sus voces, su entusiasmo, sus gritos —que son todos por Jesucristo— los van a escuchar hasta el fin del mundo. (Palabras del Papa en la Misa de inauguración del Jubileo de los Jóvenes).
La esperanza
39. En medio de las pruebas de la vida, la esperanza se anima con la certeza firme y alentadora del amor de Dios, derramado en los corazones por el Espíritu Santo. (Mensaje jornada mundial de los pobres).
40. Reconociendo que Dios es nuestra primera y única esperanza, nosotros también realizamos el paso de las esperanzas efímeras a la esperanza duradera. Frente al deseo de tener a Dios como compañero de camino, las riquezas se relativizan, porque se descubre el verdadero tesoro del que realmente tenemos necesidad. (Mensaje jornada mundial de los pobres).
41. En un mundo oscurecido por guerras e injusticias, incluso allí donde todo parece perdido, los migrantes y refugiados se erigen como mensajeros de esperanza. Su valentía y tenacidad son un testimonio heroico de una fe que ve más allá de lo que nuestros ojos pueden ver y que les da la fuerza para desafiar la muerte en las diferentes rutas migratorias contemporáneas. (Mensaje jornada mundial del migrante).
La entrega a los demás y amor al prójimo
42. La práctica del culto no lleva automáticamente a ser compasivos. (Catequesis en la Audiencia General).
43. Pidamos al Señor el don de entender dónde se ha bloqueado nuestra vida. Intentemos dar voz a nuestro deseo de sanar. (Catequesis sobre la curación al paralítico).
44. Cada gesto de disponibilidad, cada acto gratuito, cada perdón ofrecido por adelantado, cada esfuerzo aceptado con paciencia es una forma de preparar un lugar donde Dios puede habitar. (Catequesis sobre la preparación de la cena de Pascua).
45. Sean ustedes agentes de comunión, capaces de romper la lógica de la división y de la polarización; del individualismo y del egocentrismo. Céntrense en Cristo, para vencer la lógica del mundo, de las fake news y de la frivolidad, con la belleza y la luz de la verdad. (Jubileo de los influencers y misioneros digitales).
El sentido de la vida
46. Una enfermedad muy difundida en nuestro tiempo es el cansancio de vivir: la realidad nos parece demasiado compleja, pesada, difícil de afrontar. Y entonces nos apagamos, nos adormecemos, con la ilusión que al despertarnos las cosas serán diferentes. Pero la realidad va afrontada, y junto con Jesús podemos hacerlo bien. (Catequesis sobre la mujer hemorroísa y la hija de Jairo).
47. Es muy importante escuchar la voz del Señor, escucharnos a nosotros mismos, en este diálogo, y ver hacia dónde nos llama el Señor. (Homilía en la cripta de la basílica de San Pedro).
48. En la raíz de toda vocación está Dios, su misericordia, su bondad, generosa como la de una madre. (Homilía en la basílica de San Pablo de Extramuros).
49. La plenitud de nuestra existencia no depende de lo que acumulamos ni de lo que poseemos; más bien, está unida a aquello que sabemos acoger y compartir con alegría. (Misa Jubileo de los jóvenes).
50. Soy agustino, un hijo de san Agustín, que ha dicho: ‘Con ustedes soy cristiano y para ustedes, obispo’. En este sentido podemos caminar todos juntos hacia esa patria que Dios nos ha preparado”. (Primer saludo tras ser elegido).



