Los argentinos celebraron el 9 de julio un nuevo aniversario de la Declaración de la Independencia, firmada en 1816 en la ciudad de Tucumán. Allí, el Arzobispo, Mons. Carlos Sánchez, encabezó este miércoles el rezo del solemne Tedeum.
Con la ausencia anticipada del Presidente de la Nación Javier Milei, la celebración contó con la presencia de la Vicepresidenta, Victoria Villarruel, y de autoridades provinciales y municipales.
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En su homilía, el arzobispo agradeció a Dios por la Patria y recordó el gesto valiente de aquellos congresales que hace 209 años representaron a las Provincias Unidas del Río de la Plata en la Asamblea Constituyente que declaró su independencia de España “de forma unánime e indudable”.
El mensaje del prelado se centró en la esperanza, que en aquel momento “los impulsaba a poner todo de sí mismos” para generar “un espacio fecundo de encuentro, de diálogo y de búsqueda del bien común”.
Por eso, la Casa Histórica de Tucumán —donde se declaró la independencia— “es para nosotros un símbolo de lo que queremos ser como Nación", aseguró, remarcando el ideal de vivir la Argentina “como una gran familia, en la que la fraternidad, la solidaridad y el bien común incluyan a todos los que peregrinamos en su historia”, ideal que, consideró, “está muy lejos de haberse alcanzado”.
“Todavía nos falta mucho camino por recorrer, derribando muros, tendiendo puentes, achicando distancias, comprometiéndonos todos, 'poniéndonos la Patria al hombro' como decía el cardenal Bergoglio, siendo obispo de Buenos Aires y después elegido Papa", animó.
En el marco del Jubileo convocado por el recientemente fallecido Papa argentino, Mons. Sánchez hizo suyo el llamado a “reavivar la esperanza", que “no cede ante las dificultades porque se fundamenta en la fe y se nutre de la caridad".
"Jesús es nuestra esperanza, la esperanza que no defrauda, el ancla firme en medio de las tormentas. Él conoce el sufrimiento humano y nos ofrece alivio y consuelo. Aprendamos de Él, que es paciente y humilde de corazón", alentó.
En referencia al escenario actual en el país, el prelado observó varios “signos de esperanza", como el Acta Compromiso firmada por candidatos políticos en 2023, la Mesa de Diálogo Interreligioso, la solidaridad de los argentinos que aportaron en la colecta anual de Cáritas y las múltiples iniciativas en favor del bien común.
En esa línea, afirmó que “cuidar de los pobres, de los jóvenes sin rumbo, de los enfermos, de los presos, de los que están solos o excluidos, es un canto a la dignidad humana, un verdadero himno de esperanza".
"¡No nos dejemos robar la alegría ni la esperanza!", exhortó, porque “mirar el futuro con esperanza también equivale a tener una visión de la vida llena de entusiasmo para compartir con los demás".
El prelado también rezó a la Virgen María, Madre de esperanza, para que proteja a la Argentina y “nos acompañe, que nos cuide y nos aliente en la esperanza, la que la sostuvo a ella al pie de la cruz al ver morir a su hijo Jesús”.




