El Cardenal Francis Arinze ha afirmado que la Iglesia necesita “un Papa lleno de fuego por el Reino de Cristo”.
En una entrevista con EWTN a principios de este año, el cardenal de 92 años reflexionó sobre las cualidades necesarias en el próximo Papa, ofreció consejos a los cardenales más jóvenes que participarán en su primer cónclave y habló sobre los desafíos que enfrenta la Iglesia hoy.
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“Queremos un Papa lleno de fuego por el Reino de Cristo”, dijo el cardenal nigeriano. “Un Papa que esté ahí difundiendo el Evangelio… Un Papa a través del cual la gente crea”.

Para el Cardenal Arinze, que ha sido obispo durante 60 años y cardenal durante 40, el próximo sucesor de San Pedro debe, ante todo, ser un testigo de Cristo, un Papa cuya “vida sea poderosa”.
“El mayor desafío para la Iglesia es convencer a la gente de aceptar a Cristo y vivir según su enseñanza y ejemplo”, afirmó. “Fácil de decir, difícil de hacer. Pero para eso está la Iglesia. La Iglesia está para evangelizar”.
Arinze asistió a la última sesión del Concilio Vaticano II como el obispo más joven del mundo en ese momento y luego sirvió más de dos décadas en la Curia Romana. Participó en el cónclave que eligió a Benedicto XVI en 2005.
“La Iglesia fue fundada por Cristo para la salvación de la humanidad”, dijo. “La labor de la Iglesia es compartir la buena nueva de la salvación en Jesucristo para que la gente conozca a Jesucristo como su Salvador… y que viva según ese camino que Él nos mostró, que es el Evangelio”.
Consejos para los cardenales en el cónclave
A medida que los cardenales de todo el mundo se reúnen en Roma, muchos para su primer cónclave, el Cardenal Arinze les ofreció palabras de orientación.
“Reconozcan que estamos en manos de Dios”, dijo. “Y que la Iglesia no la hice yo ni el Papa, sino Cristo. Si la Iglesia no hubiera sido fundada por Cristo, se habría desmoronado hace mucho tiempo. Pero porque Cristo fundó la Iglesia, permanecerá”.
El cardenal reflexionó sobre las palabras de Jesús: “Yo estaré con ustedes siempre hasta el fin del mundo”, y añadió: “Ni siquiera Judas Iscariote pudo derribar la Iglesia”.

“Aun si tienes un Papa que no es un buen Papa, o un obispo que no es un buen obispo, o un sacerdote que no es un buen sacerdote, no pueden derribar la Iglesia”, dijo. “Pero pueden hacer daño. Pueden herir. Pueden causar daño. Así que cada uno de nosotros debe, con temor y temblando, preguntarse: ‘¿Qué me está llamando Dios a hacer en la Iglesia, por la Iglesia y con la Iglesia?’”.
A sus 92 años, Arinze no estará dentro de la Capilla Sixtina cuando comience el cónclave, pero él, junto con otros cardenales mayores de 80 años, participa en las congregaciones generales previas al cónclave para dialogar sobre la Iglesia y el mundo.
“Ningún Papa es una fotocopia de otro Papa”, dijo. “El Papa Juan Pablo II no es igual que el Papa Benedicto. El Papa Benedicto no es igual que el Papa Francisco. Pero cada uno de ellos es Papa, así como San Pedro no era igual que San Pablo, y ellos no eran iguales que Juan en el Evangelio; todos eran diferentes, pero todos apóstoles de Cristo”.
“Del Papa Francisco, la gente apreciará su amor por los pobres, por los olvidados, por los migrantes, por los que están lejos, los que están en las periferias, ya sean periferias geográficas, lejanas, o sean periferias de la sociedad”, dijo. “Se nota que el Santo Padre, el Papa Francisco, privilegia a los débiles, no tanto a los fuertes o poderosos. Cada Papa tiene su estilo”.
Sabiduría de 92 años
Al ser consultado sobre qué consejo daría a los católicos jóvenes desde su experiencia de 92 años, el cardenal enfatizó la importancia de la providencia de Dios para cada uno de nosotros.
“Dios es el director general de la historia”, dijo. “Él también es la providencia para cada individuo… Dios sabe más. Pensamos que dirigimos todo, pero Dios está ahí, que mira los detalles”.
Citó además las palabras de Santa Teresa de Calcuta: “Que Dios nos ayude a no estropear su obra”.
“Si fuéramos fieles a Dios… Dios haría grandes cosas por nosotros”, dijo. “Lo hizo por la Santísima Virgen María, quien confesó: ‘El Todopoderoso ha hecho grandes cosas en mí y santo es su nombre’. Con muchas cosas que Dios hace, pensamos que somos nosotros los inteligentes que las hicimos. Sólo le pedimos a Dios hacer esa pequeña parte que espera de nosotros, para que su obra tenga éxito”.
“Si cada uno de nosotros permanece abierto a la acción de Dios y sabe que Dios toma la iniciativa, su gracia nos lleva a comenzar, continuar y llevar a buen término la acción en su Reino”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.









