Este miércoles marca el séptimo día consecutivo en que los cardenales se reúnen a puerta cerrada en el Vaticano para celebrar las congregaciones generales, reuniones privadas en las que se prepara el terreno para el cónclave en el que será elegido el próximo Papa.
Desde que comenzaron el pasado 22 de abril, un día después del fallecimiento del Papa Francisco, estas asambleas ya han dado lugar a decisiones cruciales como la fecha de su funeral y el inicio del cónclave, previsto para el 7 de mayo.
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Los cardenales Pizzaballa, Chomalí, Chow, Kikuchi, Okpaleke, y Jiménez Carvajal, entre otros, salen de la séptima reunión en preparación al cónclave.
— Almudena Martínez-Bordiú (@AlmuMBordiu) April 30, 2025
Hoy han pedido oraciones ante la “grandeza de la tarea” de elegir al nuevo Papa.@EWTNews @aciprensa pic.twitter.com/acleoQKETV
Durante estas reuniones cada purpurado tiene la oportunidad de intervenir brevemente para ofrecer su visión sobre la situación de la Iglesia Católica, perfilando los desafíos y prioridades que deberá afrontar el próximo pontificado.
Este miércoles, por ejemplo, se discutieron asuntos relevantes como la situación financiera de la Santa Sede o la vocación sacerdotal. Se trata de reflexiones personales pronunciadas en público para ayudar a los electores en su discernimiento.
Cónclave 2025: Todos los cardenales electores de la A a la Z. Recemos por todos ellos. pic.twitter.com/6PgFSNZWhU
— ACI Prensa (@aciprensa) April 29, 2025
Aunque el cónclave aún no ha comenzado, el ritmo de estas jornadas ya anticipa su intensidad. Los purpurados aún no se han instalado en Casa Santa Marta, la que fue la residencia del Papa Francisco y en la que vivirán durante el transcurso del cónclave.
Por lo tanto, muchos de ellos abandonan el Vaticano al término de las reuniones, alrededor de las 12:30, en dirección a sus hogares provisionales en la Ciudad Eterna. Esta escena se repite cada día en la salida del Santo Uffizio bajo la atenta mirada de periodistas, cámaras y turistas.
Pocos de ellos se detienen a hablar y la mayoría prefiere tomar caminos alternativos con discreción, guardando silencio ante las preguntas de los periodistas.
Los agentes de seguridad protegen a los cardenales a su salida y recuerdan con firmeza que está prohibido hacer preguntas en territorio vaticano.
En los rostros de los purpurados se atisba cierto cansancio y el peso de la responsabilidad de elegir al nuevo Papa, pero también serenidad y unidad.
Muchos de ellos llevan colgado del cuello un cartel identificativo con su nombre, nacionalidad y cargo, una medida que revela la magnitud del Colegio Cardenalicio: son tantos, y tan diversos, que hasta entre ellos necesitan identificarse.
La cuenta regresiva ha comenzado. En apenas una semana dará inicio el cónclave y los cardenales permanecerán completamente aislados dentro del Vaticano, sin ningún contacto con el mundo exterior, hasta que el nuevo Papa sea elegido.