Con motivo de su Asamblea Plenaria anual, que tuvo lugar del 20 al 24 de enero, los obispos de Guatemala reflexionaron sobre los retos a los que se enfrentará el país este año, destacando su preocupación por el “fenómeno migratorio” y el impacto que pudieran tener sobre este las órdenes ejecutivas firmadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en los últimos días.

Los prelados señalaron que desde la toma de posición de Trump “se han formulado políticas migratorias que son adversas a la situación de los migrantes”. Las decisiones tomadas en Washington D.C. afectan directamente al país centroamericano, al ser lugar de tránsito de miles de migrantes con destino a los Estados Unidos. 

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El episcopado lamenta que la situación de los migrantes esté marcada “por el sufrimiento y el dolor”, que se ven agravados cuando son capturados y deportados. “Se desmorona el sueño de un futuro mejor”, dijeron en su mensaje, publicado este 24 de enero.

“Hay que reconocer el valor que tiene el trabajo de estos héroes. Los hermanos migrantes aportaron al país, en el año 2024, más de 21 mil millones de dólares en concepto de remesas. Este aporte de los migrantes es decisivo para que se mantenga la estabilidad económica”, añadieron.

A lo largo de los cuatro días de reunión, los obispos también profundizaron en la problemática de la desnutrición infantil, que a su juicio “es una de las causas del atraso y falta de desarrollo humano”. Recordaron que la seguridad alimentaria “es un derecho para cada persona”, por lo que llamaron al Estado a establecer políticas sociales orientadas a erradicar este problema.

En Guatemala, continuaron, buena parte de los ciudadanos no tiene acceso a una buena alimentación por diversos factores, entre los que destacan “la falta de educación” y “la falta de trabajo”.

Además, llamaron al gobierno a atender la crisis de seguridad en el país, que genera en la ciudadanía “un ambiente de inseguridad y zozobra” que limita sus actividades cotidianas “incluso bajo amenazas a través de las redes sociales para fines delictivos”. En Guatemala, aseguran los obispos, abundan los asesinatos, extorsiones, secuestros, robos de toda clase y el narcotráfico, especialmente en las zonas fronterizas.

A pesar de todo, la jerarquía de la Iglesia local considera que el gobierno de Bernardo Arévalo, durante su primer año en el poder, “ha tenido algunos logros, aunque poco conocidos por la población en general”.

“No obstante sigue siendo indispensable exigirle que responda a las demandas que la población urge, sobre todo en los rubros específicos de infraestructura y salud”, agregaron.

Luego de repasar la problemática ambiental guatemalteca, los obispos pidieron a su feligresía volver su mirada a la cruz de Jesús, superando las dificultades de su realidad y que pueden considerarse como “signos de desesperanza”.

“Exhortamos a todos nuestros hermanos en la fe a vivir esta experiencia jubilar con intensidad”, dijeron. “Que nada nos quite el impulso, sino más bien seamos hombres y mujeres que ante tanta dificultad, nos mantengamos firmes en la esperanza en Dios”, concluyeron.