El sábado 8 de junio fueron ordenados en la Catedral de Prato (Italia), los sacerdotes Giulio Vannucci y Michele Di Stefano; el primero un ex guitarrista y tecladista de un grupo de punk; y el segundo un expolicía, unidos ahora por una misma vocación.

Según señala el sitio web de la Diócesis de Prato, los nuevos presbíteros, que también habían recibido juntos la ordenación diaconal el pasado 18 de noviembre, fueron ordenados ahora por el obispo local, Mons. Giovanni Nerbini.

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“El Señor no ha elegido administradores ni superhombres, sino personas sencillas y siempre generosas”, dijo el prelado en su homilía de la Misa de ordenación.

El P. Vanucci tiene pelo largo y barba, y era parte del grupo i Quanti, una banda local de punk. “Un período en el que me divertí mucho y del que no me arrepiento”, comenta el sacerdote, según refiere el diario italiano Avvenire.

Este sacerdote tiene 38 años. Nació en la localidad de Pistoia y hace ocho años se unió a la comunidad masculina de los Reconstructores en la Oración de Prato. Tiene dos licenciaturas, una en letras y otra en ciencias de la educación, lo que le permitió trabajar como profesor.

Los nuevos sacerdotes de la diócesis italiana de Prato. Crédito: Diócesis de Prato
Los nuevos sacerdotes de la diócesis italiana de Prato. Crédito: Diócesis de Prato

La comunidad a la que pertenece, que tiene como guía al P. Guidalberto Bormolini, implementó el proyecto de vivienda Tutto è Vita.

“Últimamente he sido albañil y acogí a mucha gente que vino al pueblo, una experiencia maravillosa. Para mí, ser sacerdote significa ponerse aún más al servicio, significa cuidar de todo y de todos”, afirma el P. Vannucci, que celebró su primera Misa en la noche del mismo sábado que se ordenó

El otro sacerdote, P. Michele Di Stefano, tiene 39 años. A los 19 quiso ser policía y fue enviado a la localidad de Bardonecchia, donde conoció a un sacerdote que trabajaba con niños en el verano.

En 2009 cuando llegó a Prato, fue recibido por el obispo de ese entonces, Mons. Gastone Simoni, para ir al seminario y estudiar teología en Florencia.

“Hoy no hay un objetivo alcanzado, sino que es el comienzo de un nuevo camino, incluso agotador, pero estoy seguro de que no estoy solo y de que cuento con la ayuda de Dios. Mi intención es estar cerca de las personas que sufren, que se sienten solas", aseguró el sacerdote, que estuvo acompañado por sus excompañeros policías.

Su primera Misa la celebró el domingo 9 de junio.