El Obispo de Danlí (Honduras), Mons. José Antonio Canales, compartió que el Obispo nicaragüense Rolando Álvarez Lagos, exiliado en Roma, está “lleno de esperanza y optimismo.

“Estoy aquí [Roma] para participar en un encuentro mundial de pastoral juvenil y me puse en contacto con él y otros sacerdotes nicaragüenses para conversar y darles ánimo”, indicó Mons. Canales al diario La Prensa.

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Mons. Rolando Álvarez, destacó el prelado, “está muy animado, lleno de esperanza y optimismo”.

El obispo hondureño explicó además que Mons. Álvarez “está pasando un periodo de silencio personal. Nadie se lo ha impuesto, es una decisión personal de él de tener tiempo para sí mismo, para reflexionar sobre su vida, pero está todo bien”.

“Está delgado, pero saludable. Tiene buen color. Me contó que estaba tratando de mantener un peso saludable”, agregó.

El obispo hondureño indicó también que el Vaticano no ha tomado ninguna decisión sobre alguna misión pastoral para Mons. Álvarez.

“La Santa Sede quiere llevar las cosas con tranquilidad, viendo qué signos aparecen en el horizonte de la situación en Nicaragua. No hay ninguna decisión de parte del Papa”, precisó.

“Pero te puedo asegurar que [Mons. Rolando Álvarez] sigue siendo el Obispo de Matagalpa y Administrador Apostólico de Estelí. Esos títulos los sigue teniendo”, remarcó.

El obispo comentó finalmente que podría volver a Honduras con alguno de los sacerdotes exiliados en Roma.

¿Quién es Mons. Rolando Álvarez?

Mons. Rolando Álvarez, Obispo de Matagalpa y Administrador Apostólico de Estelí, es un conocido defensor de los derechos humanos y crítico de la dictadura de Daniel Ortega, y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo.

El prelado nicaragüense fue obligado a permanecer recluido dentro de su casa episcopal desde inicios de agosto de 2022, junto a algunos sacerdotes, seminaristas y un laico.

Dos semanas después, cuando casi habían quedado desabastecidos de alimentos, la policía irrumpió en la casa y se llevó secuestrado a Mons. Álvarez rumbo a Managua, la capital del país, donde estuvo bajo arresto domiciliario.

En medio de un cuestionado proceso, la dictadura lo condenó el 10 de febrero de 2023 a 26 años y cuatro meses de prisión, acusándolo de “traidor a la patria”. Desde entonces, fue recluido en la cárcel conocida como La Modelo, donde son enviados los presos políticos de la dictadura.

Un día antes de ser condenado, Mons. Álvarez se había negado a subirse a un avión en el que Ortega y Murillo deportaron a más de 200 presos políticos rumbo a Estados Unidos.

Finalmente fue deportado a Roma, tras la mediación del Vaticano, el 14 de enero de 2024, junto al Obispo de Siuna, Mons. Isidoro Mora; otros sacerdotes y seminaristas.