Vicepresidenta y esposa del dictador de Nicaragua ataca a la Iglesia Católica

Rosario Murillo, esposa del dictador Daniel Ortega, ataca a la Iglesia Católica en Nicaragua 22042024 Rosario Murillo, esposa del dictador Daniel Ortega, ataca a la Iglesia Católica en Nicaragua | Crédito: Cancillería Ecuador CC BY-SA 2.0 DEED

Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua y esposa del dictador Daniel Ortega, atacó a la Iglesia Católica al cumplirse 6 años de las protestas contra el régimen de abril de 2018.

La actual crisis en Nicaragua comenzó en 2018, cuando la reforma del sistema de salud y de pensiones suscitó protestas en todo el país, que fueron reprimidas brutalmente por la policía. En ellas, obispos y sacerdotes recibieron amenazas de muerte.

Murillo señaló que “hace ya 6 años, la cizaña y la guadaña pretendían penetrarnos, por órdenes expresas del gobierno de Estados Unidos, la embajada americana, y otras comparsas, de sectores de la Iglesia Católica, de sectores de empresarios cobardes, y de los heraldos negros que sólo querían y presagiaban muerte, destrucción”.

“Hace ya 6 años iniciaban el asedio, el acoso, con campanas que no sonaban a fiesta, sino a muerte, a asesinato, a torturas, a barbarie, a dolor ¡cómo olvidarlo! (…) Campanas de decadencia entonces, y clamaban, como vampiros, por sangre, con la saña de los que esconden veneno detrás de la manipulación de los mensajes bíblicos, y la estupidez de sus propias cobardías”, indicó Murillo.

En redes sociales, diversos internautas recordaron la represión de la dictadura con el hashtag #AbrilNoSeOlvida.

Félix Maradiaga, ex preso político y presidente de la Fundación Libertad para Nicaragua, señaló que “el día de la libertad de Nicaragua (18 de abril en Miami) es un poderoso recordatorio de las protestas cívicas de abril de 2018 y refuerza nuestro firme compromiso de buscar justicia por los crímenes cometidos por la dictadura sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo”.

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Discursos opuestos de la esposa de Daniel Ortega

Lo dicho por Murillo contrasta con lo que la vicepresidenta señaló en marzo de este año en su mensaje por el cumpleaños 75 del Cardenal Leopoldo Brenes, Arzobispo de Managua, uno de los prelados que denunció entonces la masacre perpetrada por la dictadura contra el pueblo de Nicaragua.

“A él, a su eminencia Leopoldo José ‘Polito’ le expresamos el cariño de las familias nicaragüenses, y el muy especial reconocimiento por esa labor tan meritoria que viene desempeñando con un mensaje pastoral consecuente con el buen pastor, con Cristo Jesús”, indicó Murillo en marzo.

"Gracias a Dios hemos venido dejando atrás los días de campanas y cristales rotos, esos días terribles cuando intentaron romper el sentido de familia y comunidad, así como también la alianza de reconciliación y unión en nuestra Nicaragua. Intentaron, pero no pudieron y no podrán, porque eso está en nuestras venas, esa unión por el bien común, desde un cristianismo fraternal y solidario", continuó Murillo.

La represión de la dictadura de Nicaragua en 2018, también contra la Iglesia Católica

En el marco de las protestas iniciadas en abril de 2018, el Cardenal Brenes; su Obispo Auxiliar, Mons. Silvio José Báez (ahora en el exilio); y el Nuncio Apostólico, Mons. Waldemar Somertag (expulsado tiempo después) fueron golpeados mientras realizaban una visita pastoral en la Basílica Menor de San Sebastián de Diriamba.

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En julio policías y paramilitares atacaron a balazos la parroquia Divina Misericordia de Managua, donde se habían refugiado jóvenes que habían protestado contra el régimen.

Poco después, la Iglesia Católica aceptó participar nuevamente como mediadora en el diálogo para resolver la crisis que ya había dejado cientos de muertos, pero las negociaciones se suspendieron.

En julio de 2018, el Cardenal Brenes dialogó con ACI Prensa en Roma y resaltó que “los obispos hemos dicho: ¡ni un muerto más!, y sin embargo siguen. La voz profética de los obispos en muchas ocasiones no ha sido escuchada, pero seguiremos insistiendo. Un muerto, dos muertos, tres muertos y ahora ya vamos por 300 muertos. Yo siempre digo que detrás de cada nicaragüense que muere hay un dolor mucho más amplio".

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