Miles celebraron Semana Santa 2024 en Nicaragua, pero ¿cómo lo hicieron ante los 4.000 policías de la dictadura?

Vía Crucis de Viernes Santo en la Semana Santa 2024 en Managua, Nicaragua. Vía Crucis de Viernes Santo en la Semana Santa 2024 en el atrio de la Catedral de Managua (Nicaragua). | Crédito: Arquidiócesis de Managua.

El pueblo de Nicaragua, mayoritariamente católico, celebró Semana Santa este 2024, pese a que la dictadura de Daniel Ortega hizo un operativo de gran envergadura al colocar 4.000 policías para controlar, entre otras cosas, que las procesiones se hicieran sólo dentro de las iglesias.

Una de las grandes manifestaciones de fe se pudo ver el 29 de marzo, Viernes Santo, cuando “más de 12 mil personas participaron hoy del Vía Crucis Penitencial en Catedral de Managua”, según indicó la Arquidiócesis local; que también compartió en Facebook videos y fotos sobre las demás celebraciones.

Días antes, la dictadura desplegó un gran contingente policial para controlar las más de 400 parroquias de la Iglesia Católica del país, donde la fe aún es fuerte a pesar de la persecución de la dictadura de Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.

La represión de la dictadura de Nicaragua

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El 28 de marzo, Jueves Santo, el periodista nicaragüense Emiliano Chamorro publicó en la red social X (antes Twitter) que en esta Semana Santa se dio una “nueva modalidad represiva”.

“La numerosa vigilancia de la policía sandinista se está operando con sus miembros vestidos de civil, mezclados con los promesantes y feligreses para tratar de pasar desapercibidos, pero sus aptitudes y sus teléfonos en manos dispuestos a fotografiar a los participantes, ha permitido que la población los identifique”, denunció.

“Únicamente  se presentan de uniforme los oficiales de tránsito que realizan el cierre de las calles. El número de agentes encubiertos ha sido muy grande por cuanto el régimen  a pesar de estar restringiendo la libertad religiosa, prohibiendo procesiones, no desea que circulen imágenes con sus policías de uniforme  reprimiendo a la población”, agregó.

El 30 de marzo, Sábado Santo, el Movimiento Autoconvocado Carazo por una Nicaragua libre, denunció que la policía sandinista se apostó “en la puerta principal de la parroquia Santiago apóstol del municipio de Jinotepe. No crean que ellos son devotos o católicos, son más bien demonios enviados por las fuerzas malignas que gobiernan el país lamentablemente”.

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“En las afueras se encuentran paramilitares y policía Sandinista. Además hay fanáticos del régimen dentro del templo”, lamentaron.

El 26 de marzo, Martes Santo, la periodista e investigadora Martha Patricia Molina, informó en la red social X que días antes el Obispo de León, Mons. René Sócrates —el único obispo católico que asistió a votar en las elecciones de 2021, que fueron calificadas por muchos como fraudulentas— había ordenado ocho diáconos, en una Misa a la que asistió un comisionado de la policía.

“Una vez que inició la celebración de la Eucaristía llegó el comisionado Fidel Domínguez en un tono altivo y desafiante. Lo sentaron en la segunda banca donde quedó inmóvil. Ni para dar la paz se movió”, denunció Molina.

“Unos dicen que llegó a escuchar la homilía del obispo. El obispo al finalizar la Misa se limitó a decir que la procesión del domingo de Ramos sería del atrio al altar mayor sin mencionar que fue el propio Domínguez que en días anteriores le prohibió toda. Ojalá que el señor Domínguez le diga a sus amos Ortega-Murillo que la gente llega a Misa a rezar y a pedir a Dios, nadie con la intención de destruir lo que ellos llaman revolución”, agregó la investigadora.

Martha Patricia Molina es la autora del informe Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?, un texto de más de 300 páginas, que en su última actualización da cuenta de al menos 667 ataques contra la Iglesia Católica. Antes de Semana Santa la también abogada había precisado que, entre Cuaresma y Semana Santa, la dictadura de Ortega había prohibido 4.800 procesiones.

La manifestación de la fe en Nicaragua es una batalla que la dictadura “ya perdió”

El 31 de marzo, el sacerdote colombiano Walter Zapata declaró a NTN24 desde Bogotá (Colombia): “Se me hincha el alma al ver a los fieles de Nicaragua con ese compromiso, decisión, fortaleza y ese desafío historia en su fe, su vida y su esperanza”.

“Me duele en el alma que esos gobiernos ateístas quieran opacar celebraciones tan lindas como la de la Semana Santa”, agregó.

Por su parte, el abogado y activista nicaragüense Juan Diego Barberena comentó que pese a las prohibiciones la Semana Santa en Nicaragua se vivió “en parte con temor, pero también con devoción” y que manifestar la propia fe en el país es una batalla que la dictadura “ya perdió”.

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