El presidente de la Fundación Libertad para Nicaragua, Félix Maradiaga, calificó como “potentes y conmovedoras” las palabras del discurso del sacerdote nicaragüense que recibió ayer el Premio Libertad 2024 del Instituto Republicano Internacional (IRI), otorgado al obispo exiliado Rolando Álvarez.

“Las palabras del Padre Benito Martínez al recibir en nombre del Obispo Álvarez el premio John McCain, otorgado por @IRIglobal, fueron potentes y conmovedoras, su extraordinario mensaje se explicaba por sí mismo”, escribió Maradiaga en su cuenta de la red social X (antes Twitter) el 15 de mayo.

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El premio se entregó ayer en Washington D.C., de la mano de los congresistas María Elvira Salazar, republicana por Florida; y Joaquín Castro, demócrata por Texas; además de funcionarios del IRI.

El discurso del P. Benito Martínez en representación del obispo Rolando Álvarez

Al iniciar su discurso, el sacerdote nicaragüense recordó que ha sido “compañero de la misma lucha y de cárcel” del Obispo de Matagalpa y Administrador Apostólico de Estelí, exiliado desde enero en el Vaticano, “uno de los hombres más sobresalientes en la lucha por los derechos humanos —libertad religiosa— en América Latina en los últimos años”.

“Recibo, en nombre suyo, esta alta distinción, y no solamente a nombre suyo, sino también a nombre de tantos y tantas hombres y mujeres —y hasta de niños— que ofrendaron sus vidas en la cruel masacre del 2018, donde más de 360 nicaragüenses murieron, buscando para nuestra Nicaragua un presente y un futuro lleno de libertad, democracia y respeto a la dignidad humana”, recordó el P. Martínez.

La actual crisis en Nicaragua comenzó en 2018, cuando la reforma del sistema de salud y de pensiones suscitó protestas en todo el país, que fueron reprimidas brutalmente por la policía. En ellas, obispos y sacerdotes recibieron amenazas de muerte.

“Lo recibo a nombre de los más de 75.000 adolescentes y jóvenes que murieron llevados a la fuerza a la guerra en el primer periodo del gobierno sandinista entre los años 1980 y 1990, a nombre de los 222 prisioneros políticos, que fuimos expulsados, confiscados y desnacionalizados el 9 de abril del año pasado, a nombre de los más de 120 sacerdotes, religiosos, religiosas y monjas que hemos sido desterrados y a quienes se nos impide regresar a esa patria que nos vio nacer”, continuó el sacerdote.

El P. Martínez recordó además a los más de 800.000 nicaragüenses que han huido del país hacia distintas naciones, y a todos aquellos que han sufrido los excesos de la dictadura de Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.

“Lo recibo en honor a estos cientos de nicaragüenses que han sido sacados de sus casas con todo lujo de violencia y que se encuentran en las cárceles del país, guardando injusta prisión, acusados por delitos falsos, fabricados por la misma dictadura, todo por no estar de acuerdo con un gobierno fascista, ilegítimo, criminal y mafioso”, lamentó el sacerdote.

El P. Martínez destacó luego la resistencia de la diáspora nicaragüense, la labor de los periodistas aunque no haya un solo medio “independiente y libre” y el esfuerzo para “ver a nuestra patria libre de la anterior colonización rusa y ahora de la nueva colonización china”.

“De poco serviría realizar este evento, sólo para otorgar un reconocimiento a Monseñor Álvarez, si no estuviéramos dispuestos a seguir su ejemplo de convicción, de lucha tenaz, de sacrificio, de deponer los intereses personales ante el bien común de los pueblos”, agregó.

Tras recordar que en Nicaragua “se han violado todos los derechos humanos, comenzando por la dignidad de la persona y su derecho al libre ejercicio de sus creencias”, el sacerdote hizo un especial pedido:

“Yo les suplico, en nombre de Dios, en nombre de la Iglesia en Nicaragua, en nombre de todos los nicaragüenses: no engrosemos la lista de países, de gobiernos, de instituciones, de conferencias episcopales de América Latina y del mundo, de personajes, que en esta hora difícil y amarga que vivimos los nicaragüenses, han vuelto los ojos hacia otra dirección, en un silencio cómplice y cobarde, del cual habríamos deseado que estuvieran exentos que conforman la Conferencia Episcopal de Nicaragua”.

Luego de señalar que en el mundo de hoy “faltan” San Juan Pablo II y el expresidente Ronald Reagan, el P. Martínez concluyó deseando “que Dios bendiga a Nicaragua y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América”.

¿Quién es Mons. Rolando Álvarez?

Mons. Rolando Álvarez, Obispo de Matagalpa y Administrador Apostólico de Estelí, es un conocido defensor de los derechos humanos y crítico de la dictadura de Daniel Ortega, y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo.

El prelado nicaragüense fue obligado a permanecer recluido dentro de su casa episcopal desde inicios de agosto de 2022, junto a algunos sacerdotes, seminaristas y un laico.

Dos semanas después, cuando casi habían quedado desabastecidos de alimentos, la policía irrumpió en la casa y se llevó secuestrado a Mons. Álvarez rumbo a Managua, la capital del país, donde estuvo bajo arresto domiciliario.

En medio de un cuestionado proceso, la dictadura lo condenó el 10 de febrero de 2023 a 26 años y cuatro meses de prisión, acusándolo de “traidor a la patria”. Desde entonces, fue recluido en la cárcel conocida como La Modelo, donde son enviados los presos políticos de la dictadura.

Un día antes de ser condenado, Mons. Álvarez se había negado a subirse a un avión en el que Ortega y Murillo deportaron a más de 200 presos políticos rumbo a Estados Unidos.

Finalmente fue deportado a Roma, tras la mediación del Vaticano, el 14 de enero de 2024.