Este 6 de abril el Papa Francisco recibió en el Vaticano a los miembros de la Fundación Santa Ángela de Mérici, de Siracusa (Italia), a quienes alentó a seguir con su misión de “secar las lágrimas de quien sufre”, pidiendo a Dios “la gracia de saber conmoverse”.
En su discurso, el Santo Padre recordó a los miembros que la historia de estas fundación —dedicada a ayudar a personas con discapacidad— tiene una raíz “en aquel evento que marcó la ciudad de Siracusa cuando, en 1953, un cuadro de la Virgen” comienza a llorar en la casa de unos esposos.
“Son las lágrimas de María, nuestra Madre celestial, por el sufrimiento y el dolor de sus hijos. Son lágrimas que nos hablan de la compasión de Dios por nosotros”, para “no hacernos sentir solos en los momentos difíciles”, expresó.