El gobierno de Hong Kong publicó el 8 de marzo una nueva ley de seguridad, según la cual los sacerdotes católicos pueden ser condenados a una pena de 14 años de prisión si es que no rompen el secreto de confesión cuando sepan de algún delito de “traición”.
La Iglesia Católica protege el secreto de confesión, y el sacerdote que lo rompa es excomulgado de forma automática.
De acuerdo a la norma de Hong Kong, quien tenga una publicación con intenciones “sediciosas” podrá ser penado con hasta tres años de cárcel, un condenado por sedición recibirá una pena de siete años de cárcel, quien esté en contacto con una fuerza externa podría ir hasta por 10 años a prisión. Dependiendo de la gravedad del delito, las penas pueden llegar hasta la cadena perpetua.