7 consejos para vivir Thanksgiving en clave católica

Cena de Thanksgiving Imagen referencial de una cena de Acción de Gracias | Crédito: Milada Vigerova / Unsplash

El día de Acción de Gracias se celebra mañana, 23 de noviembre, dentro y fuera de los Estados Unidos. Muchos creyentes se preguntan cómo se puede vivir esta festividad de manera coherente con la fe católica. Por ello el sacerdote estaodunidense Nicholas Sheehy comparte 7 recomendaciones:

1. Recuerda que la Misa es una acción de gracias

La misma palabra “Eucaristía” (del griego εὐχαριστία - eucharistía) significa literalmente “acción de gracias”. En ese sentido, el P. Sheehy llama a recordar que mucho antes de que los primeros peregrinos ingleses compartieran el pan con los nativos de Nueva Inglaterra, ya Jesucristo “comenzó la fiesta de Acción de Gracias con su Cuerpo y con su Sangre”.

Por esto, cada vez que nos reunimos en torno al altar para recordar el sacrificio del Señor, estamos dando gracias a Dios por todas las bendiciones de nuestras vidas.

2. Ve a MIsa

No hay cena de Acción de Gracias que supere a la Eucaristía (esto parece una obviedad, pero es importante recordarlo). El sacerdote legionario continúa explicando que para algunos podría parecer “poco práctico” ir a Misa en el día de Acción de Gracias, pero que en realidad es “una manera estupenda de empezar el día”.

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“Los católicos que van a Misa en el día de Acción de Gracias son los que realmente saben de qué trata todo esto”, puntualiza.

3. Invierte tiempo en servir

Jesús les dijo a sus discípulos: "He venido a servir, no a ser servido" (Mt 20,28). Recordando estas palabras, el P. Sheehy advierte que los católicos “estamos llamados a combatir la tentación de sentarnos y relajarnos en el día de Acción de Gracias”. Debemos más bien estar prestos y dispuestos a servir a la familia y a los amigos con los que nos sentamos a comer la cena.

Además, recomienda servir más allá de nuestros círculos íntimos: “Muchas familias crean una hermosa tradición de servir en comedores sociales en las grandes fiestas y se aseguran así de que sus valores familiares de generosidad y entrega se transmitan a las generaciones más jóvenes”, señala.

4. Sé agradecido, pero de verdad

El sacerdote explica que muchas veces los actos de gratitud “no se dirigen a nadie en particular”, y manifiesta que los católicos estamos llamados a siempre agradecer a Dios por tantas bendiciones en nuestro día a día: vida, salud, cobijo, vestido y alimento.

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“Da gracias a Dios cuando estés dando gracias antes de la comida de Acción de Gracias. Esto ayuda a preservar el verdadero significado de la festividad y permite que todos participen plenamente”, afirma.

5. Agradece por poder vivir tu fe con libertad

Más allá de los señalamientos a los que uno se puede ver sometido por expresar su fe públicamente en nuestros días, la realidad es que en muchas partes del mundo los cristianos viven situaciones de persecución y violencia realmente terribles.

Por ello, el P. Sheehy invita a recordar a los peregrinos ingleses que llegaron a Norteamérica huyendo de la persecución religiosa que vivían en Europa.

“Aunque la sociedad dista mucho de ser perfecta, los católicos deberían estar muy agradecidos por la enorme gracia de poder vivir su fe en un país (Estados Unidos) que no tiene mayoría católica”, indica.

6. Agradece por pertenecer al Cuerpo Místico de Cristo

Comenta el sacerdote que los católicos viven “gracias especiales” que el resto de la gente ni siquiera se imagina, y que se debe agradecer por ello con mucha humildad. Al asistir a Misa y al recibir la Eucaristía, nos unimos a toda la Iglesia Universal, que es el Cuerpo Místico de Cristo.

“Quizá la próxima vez que subas a comulgar, piensa que tu 'amén' significa de alguna manera 'gracias'”, expresa.

7. No olvides el relleno

Es importantísimo recordar que los católicos no somos personas tristes o aburridas. Todo lo contrario, amamos la celebración. El P. Sheehy llama a vivir el día a plenitud, con agradecimiento, en compañía de la familia y amigos. 

“Sólo se celebra una vez al año y siempre merece la pena. La victoria de Cristo sobre la muerte en la Cruz es el mayor regalo que cualquiera de nosotros puede recibir y es algo que conmemoramos en cada celebración eucarística. Pero también disfrutamos del pavo, el relleno y el pastel de calabaza”, concluye.

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