Ahora que el Sínodo de la Sinodalidad ha llegado a su fin, todos los ojos están puestos en el informe de síntesis emanado del encuentro de un mes de duración.
Es notable la ausencia del acrónimo LGBTQ (lesbianas, gays, bisexuales, trans y queer), el asunto del diaconado femenino recibió la votación más baja, e incluso el amplio párrafo sobre asuntos controvertidos que equipara la identidad sexual y la eutanasia carece de un consenso sustancial. Aunque todos los párrafos de la síntesis de esta primera sesión del Sínodo fueron aprobados con una mayoría de dos tercios, es evidente que destacan los puntos que carecen de consenso.
El Cardenal Jean-Claude Hollerich, relator general del Sínodo, resaltó en una conferencia de prensa el 28 de octubre que “se esperaba que algunos temas encontraran más oposición. Lo sorprendente es que muchos votaron a favor, indicando que la resistencia no era tan significativa como parecía”. Las palabras del purpurado revelan un debate robusto e inflexible, que deja entrever un deseo de cambio, especialmente cuando la narrativa durante el Sínodo giró en torno a “buscar la comunión”.