Se hizo además un especial hincapié en la crucial comunión con el sucesor de Pedro, subrayando las desavenencias eclesiásticas que podrían darse en su ausencia.
Una carta al pueblo de Dios, aprobada por los participantes esta semana, obtuvo 336 votos a favor y 12 en contra. Dirigida a todos los miembros de la Iglesia Católica, la misiva invita a tomar un rol activo en “el discernimiento y la toma de decisiones” de la Iglesia.
El Cardenal Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, reiteró la importancia de la dimensión ecuménica esta semana, al señalar que ha sido “muy visible desde el inicio del proceso sinodal, cuando se realizó la vigilia de oración que para mí fue impresionante. Es una visión poderosa. La sinodalidad también tiene una dimensión litúrgica. Debe haber reciprocidad entre el ecumenismo y la sinodalidad”.
El Arzobispo de Poznan (Polonia), Mons. Stanisław Gadecki, comentó por su parte que el método de este Sínodo hizo posible “evitar la discordia” porque permite a cada uno “expresar sus ideas, referirse a las de otros y redescubrir el silencio. Esto ha sido un descubrimiento para nosotros, hablar con la ayuda del Espíritu Santo. La sinodalidad que hemos usado nos muestra que hay un método con el que podemos progresar no solo en sinodalidad sino también con las guerras y en los conflictos del mundo”.