Presunta víctima del P. Rupnik: Muchas de las que habría abusado nunca han recibido ayuda

Marko Rupnik 26092023 P. Marko Rupnik | Crédito: Centroaletti (CC BY-SA 4.0)

La profesora italiana Fabrizia Raguso, una de las primeras integrantes de la Comunidad Loyola y presunta víctima del P. Marko Rupnik, a quien conoció en 1990, explicó las razones que la llevaron a ella y a las demás firmantes a publicar una carta abierta tras un informe de la Diócesis de Roma sobre el Centro Aletti, fundado por el sacerdote esloveno en la Ciudad Eterna.

“Yo personalmente no puedo quedarme inmóvil y esperar a que todo se decida a nuestras espaldas, sin ser informadas de nada y sin que se me permita participar en nuestro destino”, indicó Raguso en una entrevista concedida a La Nueva Brújula Cotidiana.

“Aunque ya he pedido y recibido el indulto [de salida] y por tanto estoy completamente liberada de la Comunidad [Loyola], siento, sin embargo, una responsabilidad tanto civil como eclesial, para que todo lo sucedido en estos treinta años salga a la luz y se haga justicia”, destacó.

“Muchas de las hermanas están todavía bastante mal y nunca han recibido ninguna ayuda, ni material ni psicológica. Las otras que firmaron conmigo, de alguna manera, con matices ciertamente personales, sienten lo mismo”, precisó.

El P. Rupnik, quien ha tenido a su cargo meditaciones de Cuaresma para la Curia del Vaticano, es cofundador de la Comunidad Loyola junto a Ivanka Hosta en Eslovenia, surgida en la década de 1980 y donde habría abusado de religiosas adultas.

Tras una investigación preliminar encargada a la Compañía de Jesús, la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) "determinó que los hechos en cuestión debían ser considerados prescritos y por lo tanto cerró el caso a principios de octubre de este año 2022", de acuerdo a un comunicado de los Jesuitas del 2 de diciembre del año pasado.

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La carta abierta de las víctimas del P. Rupnik

Un grupo de presuntas víctimas del P. Marko Rupnik, expulsado de la Compañía de Jesús (Jesuitas), publicaron el 19 de septiembre una carta abierta en la que expresan su escándalo y consternación tras el informe de la Diócesis de Roma sobre el Centro Aletti.

La carta, publicada en seis idiomas, está firmada por varias mujeres que hicieron parte de la Comunidad Loyola, como Raguso, quien es profesora auxiliar de Psicología en la Universidad Católica Portuguesa de Braga; Mira Stare, Doctora en Teología por la Universidad de Innsbruck; Gloria Branciani, Licenciada en Filosofía; Vida Bernard, Licenciada en Teología; Mirjam Kovac, Doctora en Derecho Canónico; y Jožica Zupančič, Doctora en Misionología.

“Los hechos y comunicados que se han sucedido en estos últimos días: la audiencia privada, hecha pública después a través de imágenes aparecidas en la web, concedida por el Papa a Maria Campatelli, ex monja de la Comunidad Loyola y actual presidenta del Centro Aletti; y el comunicado hecho público hoy con el informe final de la visita canónica realizada a la comunidad del Centro Aletti, nos dejan sin palabras, sin voz para gritar nuestra consternación, nuestro escándalo”, indica la misiva dirigida en primer lugar al Santo Padre.

La carta también denuncia que el informe de la Diócesis de Roma “ridiculiza el dolor de las víctimas, como también el de toda la Iglesia, herida de muerte por tan ostentosa arrogancia”.

Marko Rupnik e Ivanka Hosta “son verdaderamente peligrosos”

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En la entrevista con La Nueva Brújula Cotidiana, Raguso resalta que las firmantes de la carta abierta se sienten “responsables por todas las demás personas que aún puedan estar involucradas en los complots de Rupnik e Ivanka, especialmente si son jóvenes”.

“Además de las astutas maneras de Rupnik de insinuarse en la vida civil, cultural y eclesial, Ivanka siempre ha seguido buscando ‘vocaciones’. Le preocupaba que la comunidad no sólo no estuviera creciendo, sino que muchos se habían ido con el tiempo”, agrega.

La profesora italiana advierte que el P. Marko Rupnik e Ivanka Hosta “son verdaderamente peligrosos, hay que detenerlos definitivamente. Ahora, ante este torpe, pero también arrogante intento de rehabilitar a Rupnik y al Centro Aletti, sentimos que esperar verdad y justicia de las autoridades eclesiales era una pérdida de tiempo”.

“Teníamos que dar un paso decisivo: escribir una carta abierta y poner nuestros nombres y títulos académicos fue una manera de dar rostro y nombre a las víctimas y contrarrestar la idea preconcebida de que las víctimas son ‘vulnerables’ porque no se dan cuenta o son poco instruidas”, añade.

Tras resaltar que “en la vida espiritual, el abuso destruye la relación de la persona abusada con Dios”, la profesora comentó que tras los abusos siempre ha visto a Rupnik “como un verdadero narcisista y con muchas ganas de afirmarse, de ganar fama y poder; muy colérico cuando se le contradice”.

El informe de la Diócesis de Roma sobre el Centro Aletti

El 18 de septiembre la Diócesis de Roma difundió un comunicado sobre la visita canónica realizada al Centro Aletti, fundado por el P. Rupnik, con el objetivo de “investigar la dinámica de la Asociación”.

El P. Giacomo Incitti, profesor de Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma y encargado de la investigación, señala en el informe que en “el Centro Aletti existe una vida comunitaria sana, libre de todo problema crítico particular”.

Además, en la visita también se examinaron “las principales acusaciones formuladas contra el P. Rupnik, especialmente la que dio lugar a la solicitud de la excomunión”.

“Sobre la base del abundante material documental estudiado, el visitador ha podido constatar y, por tanto, señalar procedimientos gravemente anómalos, cuyo examen ha generado dudas fundadas incluso sobre la propia solicitud de excomunión”, señala el informe de la Diócesis de Roma.

El P. Marko Rupnik fue excomulgado durante un tiempo breve en 2019 por absolver en Confesión a una cómplice de un pecado contra el sexto mandamiento.

“Creo que una Iglesia tan lacerada por estas tramas poco claras no podrá resistir mucho más. Sinceramente me duele que los obispos todavía no comprendan que ocultar el mal destruye a la Iglesia; no la preserva en absoluto”, concluye Raguso.

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