Obispo sobre religiosa asesinada por Sendero Luminoso: Practicó la caridad en medio del terror

Obispo sobre religiosa asesinada por Sendero Luminoso: Practicó la caridad en medio del terror
Mons. Juan Carlos Vera (izquierda) y María Agustina Rivas, “Aguchita” (derecha) / Crédito: Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas de Perú y Congregación Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor

El Obispo Castrense del Perú, Mons. Juan Carlos Vera Plascencia, celebró el lunes una Misa de acción de gracias por el anuncio de la beatificación de la religiosa peruana María Agustina Rivas López, "Aguchita", asesinada en 1990 por el grupo terrorista Sendero Luminoso.

"Ella practicó la caridad, no se cerró la puerta a nadie, fue una religiosa íntegra, de oración, de contemplación, de trabajo pastoral efectivo, en un ambiente agresivo por el terror, por la persecución a la fe, por el odio hacia la Iglesia y a los sacerdotes y religiosas, porque eso es lo que hizo Sendero Luminoso", afirmó el Obispo Castrense durante su homilía pronunciada el 24 de mayo.

En ese sentido, aseguró que "la muerte de Agustina, su sangre derramada, es una renovación espiritual muy grande para todos nosotros". 

El Papa Francisco aprobó el 22 de mayo la beatificación de la religiosa asesinada en 1990 por el Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso, uno de los más sanguinarios grupos terroristas del siglo XX, el cual comenzó su ola de violencia en 1980 y causó decenas de miles de muertes en todo el Perú.  

No fue hasta 1992 que se logró la captura de su cabecilla Abimael Guzmán, que se hacía llamar "presidente Gonzalo".

Si bien el grupo terrorista perdió la mayor parte de su fuerza bélica y se retiró a la región del valle de los ríos Apurímac, Ene y Marañón (VRAEM), en el sur del Perú, vinculada ahora al narcotráfico, ha seguido realizando atentados esporádicos. El último ocurrió el domingo 23 de mayo, en el que 14 personas entre mujeres, niños y jóvenes fueron masacradas.

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Sendero Luminoso sostenía como ideología el "pensamiento Gonzalo", que mezclaba el marxismo, el leninismo y el maoísmo.

En su homilía, el prelado dijo que "Dios quiere vivir y reinar en nuestra patria" y por tanto se debe "consagrar al Perú para que el Señor viva y reine y nos aleje de todo aquello que nos lleve al sufrimiento, inclemencia y de todo lo que vivimos con la persecución hecha por el comunismo".

Al inicio de su reflexión, dijo que hoy es "un día muy grande en el que nos unimos a la alegría de la Iglesia al reconocer el martirio de nuestra hermana Agustina".

"Nosotros que pertenecemos al Ordinariato militar recordamos siempre a nuestros héroes de la patria, lo que hicieron y cómo entregaron su vida por darnos un país libre y pacificado. Y justamente esos fueron los soldados que lucharon para defender la patria de Sendero Luminoso y el MRTA [Movimiento Revolucionario Túpac Amaru], los que asesinaron a nuestra hermana Agucha", comentó.

Mons. Vera resaltó que Aguchita fue "una mujer de oración, de contemplación de la Palabra de Dios", cuya vida "nos compromete a vivir en la libertad de Dios". "¿Y qué nos hace libres? Decir la verdad y obrar como quiere que obremos", añadió.

También dijo que si Aguchita estuviera presente, diría con su humildad característica: "He cumplido con mi carisma, madres, nada más".

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"Nosotros resaltamos su ejemplo de vida, porque nos sirve de motivación espiritual, y porque nos permite decir: 'sí es posible, hoy en día, hacer lo que Jesús hizo en la cruz por nosotros, de entregar su vida en rescate de todos'", prosiguió el obispo.

Mons. Vera también recordó que, llegado el momento de su muerte, Agucha "miró a Dios y se entregó a la Divina Providencia diciendo 'hágase tu voluntad', como la Virgen, y como lo dijo Jesús en la cruz: 'en tus manos encomiendo mi espíritu'".

El 27 de septiembre de 1990, al promediar las 3:00 p.m., Sendero Luminoso reunió en la plaza a todo el pueblo y asesinó a seis personas, entre ellas a Aguchita, quien hasta el último momento pidió clemencia para las otras víctimas.

"Ella ha sido una hermana de Cristo, porque ha entregado su vida, ha derramado su sangre, en nuestra tierra peruana, por la paz; para demostrarnos que el camino es el diálogo y el obrar con caridad, con todos sin distinción. Nos ha demostrado con su vida que sí es posible hacer el mejor bien para agradar a Dios", concluyó el Obispo.

El pasado 17 de mayo, Mons. Vera pidió a Dios que libre al país de la amenaza del comunismo a través de una opinión publicada en redes sociales y en el sitio web de la Federación de Periodistas del Perú el 17 de mayo.

El comentario del obispo se dio en el marco de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales que se realizará el próximo 6 de junio, refiriéndose críticamente a Pedro Castillo, candidato del partido comunista Perú Libre y quien lideró la huelga de maestros de 2017, que dejó a los escolares de las escuelas públicas sin clases durante meses.

Según la prensa local, hay varios virtuales congresistas de Perú Libre que tienen algún tipo de nexo con el terrorismo en el país. Uno de ellos es Guillermo Bermejo, para quien el Ministerio Público pide 20 años de cárcel por "pertenencia y afiliación a los remanentes de la organización terrorista Sendero Luminoso".

La contendora de Castillo es la candidata de derecha Keiko Fujimori, del partido Fuerza Popular, investigada por presunto lavado de activos.

En su comentario informal, Mons. Vera aseguró "que no podemos ni debemos rendir honores a un comunista, con este acto nos convertimos en cómplices de la tragedia vivida con los grupos terroristas 'Sendero Luminoso' y el MRTA"

"Yo sé qué es Sendero, lo viví en Puquio, Ayacucho del año 1987 a 1990, como mataron a la gente de los pueblos sin piedad, con piedras en la cabeza y en una emboscada a 10 jóvenes del Ejército los volaron (dinamitaron). ¡Dios mío! Qué tiempos que viví al recoger los pedazos de los cuerpos de los jóvenes soldados peruanos", dijo el Prelado.

En su homilía del 24 de mayo, Mons. Vera recordó su comentario de días atrás.

"Seguramente se han enterado de lo que compartí con mi familia y se hizo viral, pero yo he dicho y lo vuelvo a decir 'no tengo miedo' de decir la verdad, de contar lo que vi y experimenté y no me voy a retractar porque la verdad siempre triunfa", comentó.

"Callarme es hacerme cómplice de todos aquellos que llevan la bandera del mal", subrayó el Prelado.

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