El 2025 cierra en Venezuela con un ambiente de ambivalencia: penas y alegrías, tensiones y consuelos, y más preguntas que certezas. En medio de la convulsa realidad del país se enmarca la labor de la Iglesia Católica, que no resulta nada fácil por “la deriva autocrática de la política nacional”, según expresaron los obispos a principios de este año.
Esta vez en diciembre, en su mensaje de Navidad y a punto de comenzar el 2026, el episcopado no dudó en asegurar de nuevo que la “gozosa experiencia” del nacimiento de Jesús se ve “ensombrecida” por la agitada realidad nacional. Así, la cotidianidad del venezolano sigue transcurriendo envuelta en un bombardeo de noticias, rumores y dificultades.
El colapso de la economía y de los servicios básicos, que parece no tener solución y genera gran sufrimiento en los más vulnerables. La amenaza latente de una acción militar foránea en territorio nacional, debido a las crecientes tensiones entre Donald Trump y Nicolás Maduro. El agravamiento de la persecución política e ideológica por parte del sistema chavista, que hasta hoy mantiene a cientos de presos —hombres y mujeres sin distinción, incluso menores de edad— en las más deplorables condiciones. Todo esto se cierne sobre el año nuevo y la Iglesia Católica, que ha sufrido en carne propia lo peor del presente venezolano.
Entonces, ¿qué depara el próximo año para el catolicismo en Venezuela? ACI Prensa conversó con analistas y expertos para hacer una proyección de los meses por venir.
Nicaragua, ¿un modelo a seguir?
En febrero, preguntamos a Mons. Jesús González de Zárate, Arzobispo de Valencia y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), si el episcopado consideraba que el país se encaminaba a una realidad de persecución contra la fe católica como la que se vive en Nicaragua desde hace varios años, bajo la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.