Desde el corazón de Europa se ha dado un paso decidido en favor de la vida: Eslovenia ha frenado la ley que buscaba legalizar el suicido asistido en el país.
En un histórico referéndum celebrado el pasado 23 de noviembre, los ciudadanos eslovenos tumbaron —con el 53% de los votos en contra y 47% a favor–, el proyecto de ley de suicido asistido que había aprobado el Parlamento el 25 de julio de este año.
La ley establecía que los eslovenos mayores de edad, con una enfermedad terminal, podían solicitar el suicidio médicamente asistido, siempre que pudieran decidir libremente. La solicitud debía ser evaluada por un segundo médico independiente y se debía realizar un examen psiquiátrico para descartar depresión.
Gran parte de los médicos en Eslovenia manifestaron su rechazo al poner de relieve lo impreciso del término “enfermedad terminal” y se sumaron así a diversas entidades y asociaciones que promovieron una recogida de firmas con el objetivo de someter la ley a votación nacional, para lo que eran necesarias un mínimo de 40.000 firmas.
La indignación de los ciudadanos, junto con la de distintos sectores religiosos, médicos y sociales del país se tradujo en la recolección de un total de 46.000 firmas, por lo que el gobierno se vio en la obligación de escuchar la voz de su pueblo.
La recogida de firmas fue impulsada por asociaciones como Movimiento por la Vida, la Asociación de Médicos Católicos Eslovenos o el partido Por Eslovenia – Voz por los Niños y las Familias. Su presidente, Aleš Primc, expresó su agradecimiento en las redes sociales: “Gracias por la victoria de los enfermos, discapacitados y jubilados. Por la victoria de la justicia, la solidaridad y la compasión. ¡Gracias a Dios por el milagro!”, escribió en X.