Mons. Joseph Spiteri, Nuncio Apostólico en México, alentó a los misioneros en el país a “ser constructores de paz”, usando la “creatividad” y pidiendo la inspiración del Espíritu Santo”.
En la Misa con la que concluyó el XVII Congreso Nacional Misionero, realizado del 6 al 9 de noviembre en la Arquidiócesis de Puebla de los Ángeles, el representante del Papa en México aseguró que es necesario “responder con nuestras acciones de caridad fraterna, de escucha atenta, de acogida de los desamparados, de la denuncia de los atropellos, de la criminalidad, de la búsqueda de los necesitados (...) de la lucha a favor de la justicia, sufriendo con los que sufren, ofreciendo así un rayo de luz, de esperanza”.
“Hay que ensuciarnos las manos, queridos hermanos y hermanas, para vivir según las palabras de Jesús en el Evangelio, para ser constructores de paz”, dijo.
El ser “discípulos misioneros”, aseguró, “es ciertamente un desafío complejo y constante para todos nosotros, fieles laicos, sacerdotes y personas de vida consagrada”, que “nos recuerda la unción que hemos recibido en nuestro bautismo, cuando la fuerza del Espíritu Santo nos ha hecho entrar en la comunión de la Iglesia, al consagrarnos como miembros vivos del Santo Pueblo de Dios”.
Ante las “dificultades en el mundo de hoy”, señaló, “sólo Jesús, nuestro Señor y Salvador, es capaz de sanar estas heridas nuestras y las de nuestro prójimo. Pero Él quiere actuar a través de nosotros, nosotros que somos sus discípulos, sus discípulos misioneros”.
La homilía del Nuncio Apostólico en México puso punto final a los días de oración, aprendizaje y reflexión en torno a la labor misionera en las distintas diócesis del país, congregadas en el Centro Expositor de Puebla bajo el lema “Discípulos misioneros: peregrinos de esperanza, artesanos de paz”.