La noche del 25 de octubre el anda del Señor de los Milagros recorrió las afueras de la parroquia Santa Juliana, en Palm Beach, como signo de lo lejos que ha llegado una devoción multitudinaria que nació hace más de tres siglos de la mano de un negro esclavo en la antigua ciudad de Lima.
La expansión de este fervor popular fue destacada por el sacerdote dominicano Maximino Matos, vicario parroquial y quien celebró la Misa el pasado sábado.
Durante su homilía, el P. Matos afirmó que Dios tiene predilección por los sencillos y, en ese sentido, recordó que la imagen del Señor de los Milagros fue “pintada por un esclavito. Un esclavito por allá que ni nombre debía tener. Pero miren lo que ha hecho Dios”.
“A través de una persona sencilla nos ha dejado una obra de arte que hoy recorre todo el mundo. Quien lo hizo no sabía que estaba haciendo algo que iba a llegar hasta donde ha llegado. El año pasado celebramos el 30 aniversario de la creación aquí de la hermandad”, añadió el sacerdote.
La imagen del Señor de los Milagros fue pintada a mediados del siglo XVII en una pared de adobe del barrio de Pachacamilla, que para esa fecha quedaba a las afueras de la ciudad de Lima, entonces capital del Virreinato del Perú. El autor fue un esclavo de origen angoleño.