“Características de culto satánico”
El P. Medel advirtió que el culto a la Santa Muerte, popularizado en el centro de la capital mexicana durante la segunda mitad del siglo XX, “tiene características de culto satánico, pues los atributos malvados que se le dan a su supuesto poder, y también los favores que se le piden, van en contra de la vida, de la dignidad de las personas y de la práctica del bien”.
“Se trata, entonces, de una práctica idolátrica que aleja de la verdadera religión y envilece a quien la practica al atribuir fuerzas divinas a seres que no sólo no existen, sino que además se anteponen a Dios”, precisó.
“Muchos fieles en su desesperación por las graves dificultades que enfrentan, aunada a su pobre práctica de la fe, buscan soluciones en salidas fáciles y rápidas que los entrampan en la prisión de la superstición y que los hunde más en sus mismas dificultades”, señaló.
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“El gran peligro” de mezclar a la Virgen de Guadalupe con el culto de la Santa Muerte
El sacerdote mexicano indicó que quienes mezclan el culto de la Santa Muerte con la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe lo hacen “para ‘sacralizar’ su culto”, de tal forma que sientan que no hacen “nada malo, porque ‘junto con el culto a la Santa Muerte, también rinden culto a la Virgencita que es Madre de todos’”.
“Con esta forma de pensar y de actuar rebajan el culto que la verdadera fe nos hace darle a la Madre de Dios en su advocación de Guadalupe y los desvía a un culto también idolátrico, atribuyéndole a la Santísima Virgen María poderes que no tiene y, anteponiéndola a Dios”.
A continuación, advirtió sobre “el gran peligro que se enfrenta” con esta mezcla: “confunden a los fieles, desvían del culto que agrada a Dios, rebaja el honor debido a la Madre de Dios y eleva a un nivel que no puede ni debe tener, el culto a la Santa Muerte”.
“La mejor defensa contra las asechanzas del demonio”
El P. Medel destacó que “la práctica exorcística de la Iglesia y los grandes maestros de la vida espiritual nos confirman que todas las cosas que la Iglesia nos ha enseñado y ha fomentado a lo largo de los siglos es la mejor defensa contra las asechanzas del enemigo, además de que hace crecer en nosotros los sinceros sentimientos de fe que nos mueven a rendir a Dios el único y verdadero culto que le agrada y que nos santifica”.