Con motivo de la solemnidad de los santos Simeón y Cleofás, conocidos por ser los dos discípulos de Emaús, el Custodio de Tierra Santa, Fray Francesco Ielpo, celebró una Misa solemne en El-Qubeibeh —el nombre actual del pueblo bíblico—, en la que destacó la presencia de Jesús como un elemento esperanzador en medio del desconcierto.
La tradición cristiana ha identificado a El-Qubeibeh como el lugar donde se encontraba Emaús en tiempos del Señor. Ubicado a unos 11 kilómetros al noroeste de Jerusalén, su nombre significa "pequeña cúpula". Allí se conservan los restos de una basílica cruzada y los de una antigua casa reconocida como la de San Cleofás, en donde hoy se levanta un santuario cristiano.
Es en esta casa donde los peregrinos recuerdan el episodio del Evangelio de San Lucas, que narra cómo Jesús se aparece a los dos apesadumbrados discípulos en el camino a Emaús, les explica como tenía que cumplirse todo lo relacionado a su Pasión y Muerte en las Escrituras y finalmente le reconocen al partir el pan, probablemente en la casa de San Cleofás.
“Lo que me impresiona del pasaje evangélico de San Lucas es que esos dos discípulos tienen el rostro triste porque su esperanza ha sido rota, de algún modo quebrada, por la muerte en cruz de Jesús”, dijo Fray Ielpo, en un videomensaje publicado por la Custodia de Tierra Santa.
“Y es interesante que el mismo Jesús, en persona y resucitado, se ponga al lado de todos los hombres que han perdido una esperanza”, añadió.
Para el Custodio, este pasaje evangélico cobra especial relevancia en medio del contexto de guerra y violencia que se vive en Tierra Santa —específicamente en Gaza— desde hace ya muchos meses.