En una reunión comunitaria en Plymouth, Minnesota, el fin de semana pasado, tres madres cuyos hijos sobrevivieron al tiroteo en la escuela de la Parroquia de la Anunciación en agosto, abogaron por leyes de armas más estrictas en los Estados Unidos.
Dos niños murieron y 21 personas resultaron heridas después de que Robin Westman, de 23 años, un hombre que se identificaba como mujer, disparara a través de los vitrales de la iglesia durante una Misa escolar el 27 de agosto.
Fletcher Merkel, de 8 años, y Harper Moyski, de 10, fallecieron en el ataque.
Carla Maldonado, que tiene dos hijos en la escuela católica de la Anunciación, dijo que “tomar acción” mediante el endurecimiento de las leyes de armas honraría la muerte de los dos niños y de “todas las vidas arrebatadas por la violencia armada”.
“No podemos aceptar un mundo donde los civiles tengan acceso a armas diseñadas para los campos de batalla”, afirmó, refiriéndose a las armas de asalto y pidiendo su prohibición.
Otra madre, Malia Kimbrell, también a favor de prohibir las armas de asalto, preguntó: “Si el próximo tiroteo masivo ocurre en la escuela de su hijo, ¿con qué tipo de arma está cómodo de que el atacante esté armado?”.