La Catedral de Westminster acogió el 16 de septiembre a la realeza británica para la Misa réquiem de la duquesa Katharine de Kent, quien en 1994 se convirtió en el primer miembro de la familia real en pasar al catolicismo en más de 300 años.
Se trató del “primer funeral real en la Catedral de Westminster desde su construcción en 1903, y el primer funeral real católico en la historia moderna”, indicó el sitio web de la familia real.
Además del rey Carlos III y del duque Eduardo de Kent —primo hermano de Isabel II—, asistieron los príncipes de Gales, Guillermo y Kate Middleton; la princesa Ana de Inglaterra; el príncipe Andrés, entre otros.
Se trató de una ceremonia privada, llevada a cabo a puerta cerrada y presidida por el Arzobispo de Westminster, Cardenal Vincent Nichols; quien fue asistido en la prédica por Mons. James Curry, obispo auxiliar.
Durante el funeral fue leído el telegrama que el Papa León XIV envió al rey Carlos III, en el que el Pontífice confió la “noble alma” de Katharine a la misericordia de Dios y destacó “el legado de bondad cristiana de la duquesa, visible en sus muchos años de dedicación a sus deberes oficiales, patrocinio de organizaciones benéficas y cuidado devoto de las personas vulnerables de la sociedad”.