El próximo 16 de septiembre tendrá lugar en la Catedral de Westminster el primer funeral católico de un miembro de la familia real británica desde la Reforma anglicana. Se trata del funeral de la duquesa de Kent, quien se convirtió al catolicismo en 1994.
La duquesa de Kent —cuyo nombre de nacimiento es Katharine Lucy Mary Worsley—, falleció el pasado 4 de septiembre en el Palacio de Kensington a los 92 años. Fue criada como anglicana y bajo esta confesión se casó en 1961 con el príncipe Eduardo, duque de Kent y nieto del rey Jorge V.
Su conversión al catolicismo comenzó a raíz de una pérdida y sufrimiento personal.
En 1975, estando embarazada de su cuarto hijo, la duquesa enfermó de sarampión y, siguiendo el consejo médico, abortó por razones médicas. En 1977 estuvo embarazada nuevamente y, en un discurso ante el Congreso Británico de Obstetricia, declaró que la vida humana era un don de Dios y de un valor único, pues cada nacimiento es un milagro. También rindió homenaje a quienes luchan por proteger la vida y la familia.
Si embargó, perdió al bebé a las 36 semanas de gestación, una experiencia que calificó de “devastadora” y que consideró como un castigo por el aborto practicado dos años antes.
La duquesa siguió practicando el anglicanismo y realizó la primera de varias visitas al Santuario de Nuestra Señora de Walsingham con el entonces arzobispo anglicano de Canterbury.