En toda Latinoamérica se ha extendido la práctica de poner a los niños nombres ajenos al sentir cristiano. Es común encontrarse con nombres extraños y extravagantes pero, ¿qué enseña la Iglesia sobre esto y cómo afectan los nombres la vida de las personas? Un obispo y una psicóloga responden.
En Perú, el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC) comparte regularmente listas con los nombres más peculiares del país. Más de 30 peruanas se llaman Bellatrix, en honor al famoso personaje de la saga de libros y películas de Harry Potter. Más de 50 se llaman John Lennon, como el fallecido miembro de The Beatles, y 7 personas comparten el nombre de Avatar.
En Venezuela, los nombres llegan a ser impronunciables, siendo algunos de los más famosos en la cultura popular el de Efrofriendlyns Jhesvergreen y Ronnalys Silvidiskeilymar. También en Cuba se encuentran nombres como Disney Landia, Leidy Diana y Virus Margarita, según recopila Cuba Debate.
Lo que enseña la Iglesia Católica sobre los nombres
El Catecismo de la Iglesia Católica señala que en el bautismo “el cristiano recibe su nombre en la Iglesia” (n. 2156) y que “el nombre de todo hombre es sagrado. El nombre es la imagen de la persona. Exige respeto en señal de la dignidad del que lo lleva” (n. 2158).
En ese sentido, el Catecismo aconseja a los padres, padrinos y párrocos que procuren no imponer nombres ajenos al sentir cristiano, sino asignar alguno que ofrezca al bautizado “un modelo de caridad”, como el nombre de un santo, u otro apelativo que refleje algún misterio o virtud propios de la fe.