Un día como hoy pero de 2002, San Juan Pablo II canonizó a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, vidente de la Virgen de Guadalupe, en la Basílica de Guadalupe en Ciudad de México. El P. Eduardo Chávez, quien fuera postulador de su causa, destaca que se trata del “primer santo indígena de todo el continente americano”.
En esa ocasión —en la quinta y última vez que el Papa polaco visitó México—, Juan Pablo II destacó el “maravilloso ejemplo” de San Juan Diego, “un hombre de bien, recto de costumbres, leal hijo de la Iglesia, dócil a los pastores, amante de la Virgen, buen discípulo de Jesús”.
“Guadalupe y Juan Diego tienen un hondo sentido eclesial y misionero y son un modelo de evangelización perfectamente inculturada”, dijo también el Pontífice.
“La fuerza de los documentos” que prueban las virtudes de Juan Diego
El camino hacia la canonización del vidente de la Virgen de Guadalupe no fue fácil. Hubo quienes incluso dudaban de que el santo indio siquiera hubiera existido.
En declaraciones a ACI Prensa, el P. Chávez, considerado el mayor experto en las apariciones de la Virgen de Guadalupe y director del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos (ISEG), recuerda que en el proceso “una de las cosas más importantes fue el encontrar documentación”.