El Secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados, Mons. Paul Richard Gallagher, presidió este domingo una Misa en la Basílica de Guadalupe en Ciudad de México y aseguró que el mensaje de la Virgen de Guadalupe conserva toda su actualidad y alienta a la Iglesia en México a ser “un signo radical” de perdón, arraigado en la oración.

El arzobispo de origen inglés, que está en México desde hace algunos días, resaltó que “en estos tiempos de fragmentación, donde las barreras se erigen más rápido que los puentes, debemos dejar que el mensaje de Guadalupe brille de nuevo. La misma Virgen que se apareció en el Tepeyac sigue caminando con nosotros”.

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“Su mensaje no es un recuerdo, es una misión. Llama a la Iglesia en México no solo a defender la fe, sino a vivirla proféticamente. La Iglesia debe ser un signo radical de unidad, justicia, paz y perdón, arraigado en la oración”, subrayó.

El prelado de origen inglés recordó también la historia de las apariciones de la Virgen en el Cerro del Tepeyac, y cómo su figura es esencial para la Iglesia Católica en tierras mexicanas, también cuando se dio la persecución religiosa de la década de 1920 durante la llamada Guerra Cristera.


El arzobispo destacó que la Basílica de Guadalupe “no es solo un lugar de memoria, sino también una estación misionera”, ante los muchos desafíos actuales como la “migración, violencia, criminalidad, indiferencia religiosa, pobreza”, entre otros; y destacó que, con frecuencia, “lo que más nos falta es un corazón que realmente escuche a Dios y lo que más necesitamos es la capacidad de orar con sinceridad”.

Al hablar del evangelio de hoy en el que Jesús enseña a sus discípulos a rezar el Padrenuestro, Mons. Gallagher se detuvo “en un solo elemento de esa oración: ‘perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden’”.

“La oración, y la fe que nutre, debería llevarnos al perdón. Son palabras fáciles de decir, pero difíciles de vivir. Sin embargo, el perdón es el primer paso para sanar tantos males que afligen a nuestro mundo”, remarcó.

“Cuando pensamos en la violencia que causa muerte y destrucción a tantas personas en tantos lugares diferentes, sabemos que puede fácilmente despertar en nuestros corazones el deseo de venganza, incluso la voluntad de violencia, deseosos de devolver daño con daño. Y, sin embargo, el Señor nos llama a algo radicalmente diferente: al perdón”, indicó el secretario vaticano.

Para perdonar, continuó el arzobispo, “también nosotros debemos reconocer que necesitamos perdón. Que confiamos en la gracia y la misericordia de Dios. Nuestra Señora nos ayuda en esto mostrándonos que somos verdaderamente hijos, y de hecho, hermanos. ¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”.

“Nuestra Señora de Guadalupe no solo es Madre de México. Es Madre de las Américas. Madre de todos. Une lo que el mundo intenta dividir”.

Su tilma, dijo finalmente, “no solo lleva su imagen, sino también su solidaridad con los que sufren y los marginados. Estamos llamados no solo a admirar a Nuestra Señora, sino a imitar su radical disponibilidad al plan de Dios”.