5 de diciembre de 2025 Donar
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Análisis: El Papa León XIV promueve la unidad, con “guiños” a sus predecesores

El Papa León XIV se reunió con periodistas en el Vaticano el 12 de mayo de 2025./ Crédito: Erre Roberto / Shutterstock.

ANÁLISIS: A través de sus palabras, gestos e incluso sus elecciones litúrgicas, el nuevo Papa está reuniendo lo mejor de quienes lo precedieron.

En las horas posteriores a la elección del Papa León XIV el 8 de mayo, no tardaron en surgir las especulaciones: ¿Será el primer pontífice estadounidense una continuación de Francisco, o se parecerá más a San Juan Pablo II o a Benedicto XVI?

Si la elección de palabras y vestimentas del nuevo Papa es una indicación, la respuesta parece ser “todo lo anterior”.

Desde que asumió el papado, León XIV ha combinado frases, ideas e incluso símbolos litúrgicos de varios de los papas anteriores, dejando claro que quiere inspirarse en todos ellos para liderar a la Iglesia Católica.

Y con la Iglesia profundamente dividida tras el tumultuoso pontificado de Francisco, el enfoque de “unidad por síntesis” de León XIV —y su foco en la continuidad con todos los que lo precedieron— podría ser de gran ayuda para sanar las rupturas.

Recuerdos y férulas

Estas señales van más allá de su primera aparición pública, cuando salió a la logia de la Basílica de San Pedro hablando positivamente de una “Iglesia sinodal”, en referencia a la reforma impulsada por Francisco, pero usando también la tradicional capa roja llamada mozzetta, que su predecesor había dejado de lado.

Por un lado, se ha esforzado por incluir frases icónicas asociadas con otros papas en sus diversos comentarios públicos.

Durante el rezo del Regina Caeli el 11 de mayo en la Plaza de San Pedro, el nuevo Papa improvisó para decir a los jóvenes: “¡No tengan miedo! ¡Acepten la invitación de la Iglesia y de Cristo Señor!”. Muchos notaron el eco del famoso “¡No tengan miedo!” de San Juan Pablo II en su homilía inaugural de 1978, que marcó su pontificado. En esa misma ocasión, León XIV también repitió el llamado de Pablo VI en 1965: “¡Nunca más la guerra!”.

El nuevo Papa también tomó de Juan Pablo II el concepto de “ateísmo práctico”, que describe cómo los cristianos pueden vivir como si Dios no existiera, una idea que el Papa polaco popularizó en encíclicas como Fides et Ratio. Benedicto XVI usó aún más ese término, relacionándolo con sus críticas al avance de la secularización y el relativismo.

Al mismo tiempo, León XIV ha elogiado al Papa Francisco y sus aportes. En su discurso del 10 de mayo al Colegio de Cardenales, destacó la exhortación Evangelii Gaudium de 2013 como una guía para aplicar el Concilio Vaticano II y habló positivamente de la sinodalidad.

En ese mismo mensaje, sin embargo, también se aseguró de citar a Benedicto XVI y a Francisco al hablar de Cristo como la esperanza última de las personas de buena voluntad. Esta decisión demostró un interés en una continuidad amplia y también representó un cambio notable respecto a la tendencia de Francisco a citar mínimamente a sus predecesores.

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Las señales sintetizadoras del nuevo Papa también se han encontrado en sus decisiones litúrgicas. Por ejemplo, en un lapso de tres días, utilizó la férula, o bastón pastoral, de dos predecesores. Durante su primera Misa como Papa en la Capilla Sixtina, el 9 de mayo, León XIV tenía en la mano un bastón de oro, originalmente elaborado para Benedicto XVI en 2009, pero rara vez utilizado por el Papa Francisco. Dos días después, portaba una férula de plata, originalmente elaborada para Pablo VI en 1965, pero que Juan Pablo II hizo famosa a lo largo de su pontificado.

Y quizás para hacer el punto aún más obvio, el Papa León XIV luego de visitar la tumba del Papa Francisco en la Basílica de Santa María la Mayor el 10 de mayo, oró frente a los restos de los papas, incluidos Benedicto XVI y Pío XII en las Grutas del Vaticano el 12 de mayo.

Simbólico, pero con impacto

Dada la gran atención que se presta a un nuevo Papa durante su etapa inicial en el oficio petrino, no cabe duda de que León XIV ha sido intencional en sus generalizados gestos de “asentimiento”. Estos indican que es consciente de la necesidad de unificar a los diversos grupos dentro de la Iglesia, o al menos de no encasillarse como indebidamente vinculado a un solo pontificado.

Por supuesto, quizás la decisión más importante en este sentido fue la decisión de León XIV de no elegir el nombre de ningún Papa posterior al Vaticano II. En lugar de Juan Pablo III, Benedicto XVII o Francisco II, optó por su homónimo, León XIII, quien reinó 60 años antes del Concilio Vaticano II. Esta decisión fue una jugada maestra para un Papa que probablemente buscaba evitar la presión de "resolver" el verdadero significado del Vaticano II o apostar demasiado por una interpretación papal sobre otra.

Y, al menos en parte, parece que la estrategia de León XIV está funcionando.

En particular, algunos grupos tradicionalistas que se sintieron desanimados por el pontificado de Francisco ahora parecen estar abiertos a su sucesor, a pesar de que León XIV fue nombrado obispo y llevado a Roma por el propio Francisco.

Los editores del blog tradicionalista Rorate Caeli, que fueron de los críticos más duros de Francisco, escribieron el 11 de mayo sobre “una afinidad cada vez más cálida con León XIV”.

“Hay algo inconfundiblemente bueno en él. Tiene un buen corazón. Parece sinceramente amable. Eso ya es una gran virtud para un obispo, y no es tan común como debería serlo”.

Sin embargo, no todos los tradicionalistas están convencidos. Algunos, como Timothy Gordon, advierten que los gestos iniciales del Papa, que atraen a los católicos más conservadores, son parte de una “campaña de relaciones públicas” que no garantiza nada sobre el rumbo que tomará la Iglesia.

Las verdaderas pruebas están por venir

Lo cierto es que el enfoque de León XIV de "unidad por síntesis" sigue siendo en gran medida simbólico a estas alturas. Una serie de "guiños", pero nada realmente sustancial. La verdadera prueba de qué —y cuánto— extrae de cada uno de sus predecesores llegará cuando deje su huella en asuntos como el futuro de la Misa tradicional en latín o en grandes cuestiones como la posible descentralización de la autoridad doctrinal.

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Pero los gestos de León XIV hasta ahora significan algo. Y para figuras como el Cardenal Timothy Dolan de Nueva York, quien antes del cónclave esperaba una mezcla de Francisco, Benedicto XVI y Juan Pablo II, parece que León XIV está cumpliendo. En el proceso, da esperanza de que su pontificado no será de ruptura ni de retracción, sino de reconciliación.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.

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