El Mundo Hispanohablante conmocionado con el Testimonio de Joven Padre Fallecido

Entrevistas Radiofónicas a Javier Mahillo

Primera Entrevista: Radio Intereconomía, De las artes y de las letras

Un nuevo alumbramiento

El dial radiofónico te da más sorpresas de las que puedes pensar, como la vida. En el programa de Javier Paredes en Radio Intereconomía, De las artes y de las letras , se pudo escuchar el pasado sábado una intervención de las que hacen a uno dejar lo que tiene entre manos para poner, no el oído, sino el corazón bien pegadito al receptor. Javier Mahillo, profesor de filosofía, de 38 años; diagnóstico, cáncer; autor del libro Vivir con cáncer. Esto fue lo que dijo y, créanme, lo dijo con toda la naturalidad del mundo, que parece ser mucha:

- Javier Paredes: ¿Qué se siente cuando a un hombre de 38 años le dicen que tiene cáncer?

- Javier Mahillo: Realmente es una experiencia muy emocionante. Hace tres años estaba en el momento más creativo de mi vida; llevaba muchos años de profesor, había publicado libros, en Espasa Calpe ya me trataban como si fuese de la casa, porque ya no era ni el primero ni el segundo... Cuando me ingresaron, entre todos los proyectos que tenía estaba el de escribir una novela sobre filosofía, con todos los debates más importantes de la Historia, desde Sócrates y compañía hasta nuestros días , y que seguirán debatiéndose durante muchos más años, porque no son problemas, sino misterios. El hombre seguirá siempre preguntándose si Dios existe o no existe; si tenemos alma o no tenemos alma; si es más importante el entendimiento o la voluntad, etc. (...)

La cuestión es que yo llevo un itinerario de vida y unas creencias en Dios, y en que la vida humana no es solamente la que vivimos. Ahora viene la etapa buena, la chachi-piruli, que es la que llamamos Paraíso. He pensando que qué lástima que esta vida se me ha acabado y, además, con todas las posibilidades que tenía. En ese momento tenía muchas puertas abiertas en la televisión, para dar conferencias, quizás demasiado… y, de repente, me veo solo. Dios me para los pies y me dice que se me ha acabado y que me espera otro tipo de vida… (...) Cuando hablé con el oncólogo y me dijo que me quedaban 6 meses, ahora ya serán cuatro, para meterme en el cielo, para cambiar totalmente, pensé que cuando dicen en los funerales que descanse en paz, yo a la otra vida no pienso ir a reposar, ya he reposado aquí mucho, un tercio de la vida nos la pasamos durmiendo.

Recuerdo que a mis alumnos les contaba en clase -llevo 16-18 años dando clase-, cuando tocaba el tema de santo Tomás, que respecto a la existencia de Dios se plantean varias soluciones: todo el mundo sabemos que nos vamos a morir, lo dice san Bernardo en una frase que me repito todos los días tres o cuatro veces, los hombres somos como niños jugando a la orilla de la eternidad . Y yo que he visto muchas veces a mis cuatro niños jugando en la orilla de la playa del Arenal con su sus palitas, haciendo castillitos, he observado cómo se empeñan en que su castillo es lo único que hay en el mundo, están absolutamente ensimismados cada uno con su castillo, de manera que si el de al lado se vuelve y le da por casualidad con el pie, y le tira una almena, es una desgracia horrorosa, lloran, vienen diciendo: ¡Papá, mira lo que me ha hecho!, es como si se le hundiera la vida. Y piensas: Así somos los humanos . Tenemos la Bolsa, Internet, nuestra casa, nuestro trabajo… y nos parece que son eternos. Cuando, en realidad, son castillos de arena que todavía no has terminado de hacer, y ya se te está cayendo. Viene una ola y se lleva a un niño; viene otra ola y se lleva a otro niño. Todos hemos visto en televisión a esos israelitas celebrando su boda, un montón de gente celebrando felices un matrimonio y, de repente, se cae el suelo y se hunden y mueren treinta personas. Uno se plantea, desde el punto de vista filosófico: ¿Adónde va esa gente?; ¿dónde van esos niños?; ¿a la eternidad, o no van a ningún sitio? Se me ocurren las siguientes posibilidades: que adonde vayan sea un sitio horroroso, un tormento monstruoso, y que los tengan allí, por haber sido muy malos e insolidarios, los tengan allí 400.000 años picando piedra. El que quiera creerse eso, que se lo crea, pero realmente está para que le atienda un psiquiatra y le dé un poco de Prozac o algo para animarle, porque creerse eso es amargarse la vida. Levantarte por la mañana pensando que cuando me muera voy a ir a un infierno horroroso, y que voy a estar allí 400.000 años picando piedra…

Me quedan las dos grandes soluciones. Una que no haya nada, y otra que ésta sea la primera parte y luego venga la segunda parte. La solución de que no haya nada, como yo lo comprendo, supone que se diga Si no veo, no creo . Lo malo es que no es que no creas en el cielo o en la vida eterna, sino que crees que no hay cielo o vida eterna. El problema que yo le tengo a creer en que después de la muerte no hay nada es que la Humanidad entera, desde el primer hombre hasta el último, se me hace absurda. Si cuando se muera el último, los heroismos, la gente que ha trabajado en una ONG y ha dado su vida por los demás, ¿para qué? Para nada. Sería mejor, mucho mejor, que pusiesen una bomba atómica de una jodida vez… y se acabara ya la Historia, porque, en realidad, ya hay demasiado sufrimiento en el mundo. ¿Por qué seguir aguantando la vida si no va a haber trascendencia ninguna, si todos vamos a ir a la nada?

Por otro lado, también pienso que si estoy equivocado, y luego no hay nada, en el momento que yo me muera, no me enteraré tampoco. Me moriré con la sonrisa en los labios diciendo: Ahora voy al cielo y voy a ser feliz, y luego, sencillamente, no habrá nadie al otro lado para decirme Ahhhh… te has equivocado, mamoncete , porque no habrá nada, no habrá nadie, así que tampoco me enteraré. Me queda la solución mejor (...) Es decir, no va a venir a buscarme la vieja de la guadaña a cortarme el cuello, sino que va a vernir a buscarme nada menos que Dios, que voy a pasar de una vida corporal como la que tenemos, bastante limitada, siempre tenemos alguna molestia, a una vida más plena. Dios ha querido que tengamos una parte en la que le demostremos a Él qué queremos hacer en la vida definitiva. En el fondo, yo creo que el momento en el que me muera va a ser muy emocionante, lo más emocionante que me ha pasado en mi vida. La vida es como en blanco y negro, y en el momento en el que me muera, aparte de los dolores, que no me apetece nada sufrir, el momento de morir será cerrar los ojos a esta vida y abrirlos a una vida eterna. Los cristianos decimos: Creo en la resurrección de los muertos y en la vida eterna, amén . No es un invento. Estaremos allí con lo nuestro, pero de otra manera, con otras dimensiones, y con nuestra alma y con nuestro espíritu, con nuestro propio yo. Cambiaré y seré de otra manera. Será un nuevo alumbramiento. Hemos nacido a la vida por nuestra madre, y naceremos a la vida verdadera por la redención de Jesús, gracias a que nos redimió.


Segunda Entrevista: Radio Cadena 100

A continuación, y aunque no sea lo común, presentamos lo que comentó Javier Mahíllo, un enfermo de cáncer, en una entrevista que le hicieron en Cadena 100 en Junio del 2001.

Hace tres años acudía al médico aquejado de un fuerte dolor, aparentemente ciática. Me ingresan en el hospital y me dicen, :"No, no es ciática, es un cáncer, es un ademocalcinoma que tienes en la columna vertebral, en el coxis y que está apretando el nervio ciático y por eso lo has notado".
Entonces empezó realmente para mí una etapa nueva en la vida. Una etapa dura, pero he tenido otras peores. Padre de cuatro hijos, relativamente joven, profesor de filosofía con un montón de alumnos, y de repente te encuentras tú solo en una habitación de un hospital, en una cama, con la compañía de un ordenador portátil que me dejó un amigo. Desde el principio me dijeron que tenía un 30% de probabilidades de salir adelante, que la quimioterapia de ahora no es la que había hace veinte años, y que había muchas posibilidades, entonces, me lo tomé con filosofía, que es mi especialidad.

Se empieza entonces con un tratamiento muy agresivo de quimioterapia y que en mi caso me dejó el intestino hecho polvo, diarreas, estreñimiento... Y luego la radioterapia, que te radian directamente en el tumor, y eso no duele nada, es un minuto por arriba y un minuto por abajo, como San Lorenzo en la parrilla, en el momento no notas nada, pero luego a posteriori sí lo notas, porque eso te va quemando poco a poco.

Bueno, en tres años me han puesto todas las quimioterapias que podían ponerme, y ahora estoy a seis meses me dijeron... bueno es un cálculo humano ya que no se sabe si serán seis meses o serán ocho o serán dos. Los tumores que tengo ahora mismo los tengo infectados y si siguen creciendo calcula el oncólogo que acabarán afectando alguna zona ya vital. Entonces ya será cuestión de días.

Ciertamente, para muchos, la palabra cáncer significa muerte, calvicie, vómitos y horror. Entonces hay gente que se tira por la ventana. Me han comentado que hay clínicas oncológicas que no tienen manivelas en las ventanas.¡Es una barbaridad!

Aparentemente os parecería que me lo he tomando bastante bien , aunque lo de bien... a sido a ratos, porque en tres años... ha habido momentos de todo. Cuando yo estaba en el hospital fui apuntando en mi ordenador portátil todos los pasos del tratamiento y también las sensaciones que yo tenía, mis estados de ánimo, mi manera de pensar, los días buenos, los malos. Y de ahí luego pasó a ser una especie de testamento; pensé que mis hijos (tengo cuatro hijos pequeños, la mayor ahora tienen trece años, y el pequeño tiene ahora nueve) un día serán mayores y se enterarán de que su padre murió de cáncer y no sabrán por qué ni cómo lo pasó su padre, y pensé en escribírselo para que cuando tengan quince años o dieciocho, lo lean. Y de ahí salió un libro que lo publicó Espasa-Calpe el año pasado, que se titula "Vivir con cáncer". Ahí quedará un testimonio para algún lector que tenga cáncer, o algún clínico que tenga personas con ésta enfermedad y pueda ver lo que era la vida diaria de uno con cáncer.

Puede ser que dentro de pocos años nos riamos de esta palabra que tiene un significado tan negativo pero no podemos ser utópicos y fantasiosos en este tema y dar falsas esperanzas a la gente porque cada dos días sale una noticia en la tele de que han inventado otra cosa nueva que tiene que ver con el cáncer. Pero hay muchos tipos de cancer y el tratamiento que vale para uno es totalmente ineficaz para otro.
Es triste ver cómo hay personas que se agarran a cualquier cosita. Un ejemplo, es que he salido un par de veces en un programa de televisión española que es internacional y ha empezado a llamarme cantidad de gente de todo el mundo, de Puerto Rico, Suiza... y todo el mundo me quiere curar, todo el mundo le da mucha lástima lo que me está pasando, "..mire, es que resulta que hay una yerbas" "mire es que.. hay un agua milagrosa" y el otro me llama "...es que hay un rábano..." yo no puedo empezar ahora a probar 25 cosas distintas además de la quimioterápia experimental que me están poniendo porque sería volverme loco. Yo creo que el camino está en vivir la vida cada momento a tope, que es lo que he intentado hacer en estos tres años: seguir viviendo la vida, no normal, sino mejor que lo normal porque ahora, por ejemplo tengo la suerte que no tengo que ir a dar clase, soy inútil total y entonces pues como soy inútil total ya puedo hacer lo que siempre he querido, estoy cantando canciones, gravando CDs, escribiendo libros, viajando por aquí y por allá..¡pues como un inútil total! ,¡ y estupendamente!.

Hay, miles de personas en España que están como me contaba un amigo mío hace un par de años a partir de su diagnóstico de cáncer:
se metió en la cama; le dieron de baja en su trabajo, no se qué trabajo tenía y se metió en la cama, y ha estado dos años de la cama a la tele y de la tele a la cama muriéndose; Dos años en silencio con todo el mundo ¿ Tu crees que eso no es amargarse la vida él y a toda la familia? Claro, al final casi respiraron de alivio con su muerte.

Para mantenerte vivo no basta con decir por la mañana " quiero estar vivo y a ver si encuentro una cosa nueva para mantenerme vivo", no, hace falta decir, " ¿ qué quiero hacer yo?, ¿cómo voy a llenar mi vida?" , " pues hoy voy a hacer poesías y mañana me voy a ir a la playa y pasado mañana me voy a ir a televisión a contar este rollo que os estoy contando y al otro me voy a ir con mi mujer al cine". Claro, para eso es fundamental que no tengas dolores, eso es muy importante.

El dolor lo tenemos todos, quien más y quien menos le duele un día la cabeza, otro día las muelas y otro día los callos, a todo el mundo le duele algo. Esos dolores no me parecen mal, incluso mi tesis doctoral cuando la hice era sobre el sufrimiento humano y ahora la releo y digo "¡cuando escribía yo esto no me dolía nada!, ¡ahora alguna cosilla ya habría que cambiar!"
Pero aún y todo pienso que los dolores diríamos, llevaderos, los dolores de la vida, las molestias, los sofocos, el que ahora hace calor, ahora hace frío hay que saber aguantarlos. Ahora recuerdo cuando mis hijos me dicen " voy a clase y tengo mi botellita de agua" y mis alumnos hacían lo mismo y yo decía "¿ pero para aguantar una hora de clase tienes que tener tu botellita, no te traes el orinal también por si te apetece hacer un pis? ¡Hay que saber aguantar, ¡macho!, hay que saber aguantar una clase de filosofía sin beber agua , sin comer un bocadillo, ni pipas ni nada... te aguantas!, y la gente no sabe aguantar.

Yo creo que los dolores asumibles hay que aguantarlos pero los dolores que te sobrepasan, esos muchas veces te hunden. En concreto Marzo y Abril han sido dos meses para mi que he estado en la cama, mirando al techo me dolía la pierna porque todo el tumor que tengo abajo en el intestino me pilla todos los nervios, los genitales, el intestino, las piernas... todo; y dolía y dolía pero era un dolor sordo, continuo, que tenía que estar por las noches dando vueltas, cada dos minutos cambiaba de postura....y toda una noche pastilla va pastilla y viene, hasta que me atreví a llamar al oncólogo (algunas veces los enfermos somos muy tontolabas y nos aguantamos hasta el límite y no hay por qué hacer eso), él rápidamente me dijo: "vente, ingrésate por urgencias y te quitamos aquí radicalmente el dolor con lo que haga falta, y poder seguir viviendo una vida de calidad". Y efectivamente, un parche que me pongo en la espalda cada tres días me ha quitado radicalmente el dolor, ya no me duele nada, estoy como cuando tenía 27 años; un poquito la pierna izquierda algún día. ¡Mi vida ha cambiado radicalmente!. Yo pensaba que estos últimos meses de mi vida iban a ser en la cama, poco a poco languideciendo, me irían poniendo más fármacos, me quitarían el dolor pero también me quitarían cabeza y cada día me iría como una lechuga amustiando, y ha sido al revés. Ahora me siento mucho más ágil que antes, con muchas más ganas de hacer cosas que antes, y bueno, que el tumor sigue creciendo....¡pues que crezca.!, ¡ ya nos veremos cuando llegue el momento de la muerte!, ¡ mientras tanto que no se meta conmigo y me deje vivir!.

Sufrir sin sentido es absurdo. Hay que encontrarle un sentido y hay sufrimientos llevaderos y sufrimientos que no, que se pueden evitar perfectamente porque Dios nos ha hecho humanos y nos ha dado capacidad de sufrir pero también El inventó las medicinas y las plantas naturales y nos las puso en nuestra mano para que las usemos con cabeza, claro.

Mi vida ha sido por etapas como todas las vidas humanas y ahora lo veo como un video.
La primera parte, la infancia, era fantasía infantil y fue pasando; la adolescencia fue triste, tienes mucho miedo a las cosas, a que te pidan ser persona y mantenerte por tu propio sueldo y ves que eres un inútil y un desgraciado y que no vas a llegar; y tuve la suerte de que a los 16 años me invitaron a hacer unos Ejercicios Espirituales en ellos me enteré de lo que era el cristianismo por primera vez en mi vida, aunque había ido muchas veces a Misa me enteré de que era un tipo de vida; que no era ir sólo a Misa los Domingos; que era vivir de una manera determinada; que hay unos mensajes muy bonitos: ser humilde, ser sencillo, ayudar a los demás, intentar ser cada día más humano... y todo eso me entusiasmó.

Entonces empecé una etapa muy distinta en mi vida la etapa del compromiso. Cuando tú ves que eres un hombre único e irrepetible: "Javier Mahillo no hay más que uno y lo que no haga Javier Mahillo no lo hará nadie", entonces te ves que tienes una vocación, un ideal en la vida; desde entonces he estado luchando, intentando escribir libros para ayudar a los demás, intentando construir una familia con mi mujer y mis hijos lo mejor posible, luchando con muchos problemas que he tenido, ser un buen profesor, hice mi tesis doctoral, mi acceso a cátedra y esas cosas...Y he estado un poco como a Dios rogando y con el mazo dando, pero yo con el mazo bien dando, o sea Dios era un poco por si acaso me fallaba el mazo, pero yo venga a dar mazazos. Y ahora de repente, a mis 38 años , pues me dice Dios ¡mira, se ha acabado esta etapa, macho!. Se acabaron los debates, se acabó la tele y tal, tienes un cáncer y te vas a morir dentro de poco". Y entonces tiré el mazo y he pasado una etapa totalmente distinta pero no en estos tres años; esto tres años han sido digamos el prolegómeno. Yo creía que ya iba a acabara así pero resulta que cuando empezó Mayo pensé..."para Noviembre más o menos ya los tumores habrán crecido si siguen este ritmo y se habrán metido ya en algún órgano y entonces ya, el final". Y en ese momento sentí una paz, una tranquilidad, un como decir " ya se acaba la carrera, ya llegamos al final" "mira, ya solo queda la cuesta abajo. Me quedan los mejores meses de mi vida. Estoy pasando la mejor primavera. Tengo una paz absoluta".

Cuando llegué a casa después de recibir la noticia lo primero que hicimos mi mujer y yo fue decírselo a nuestros hijos: "es algo que nos está pasando, no a mi, no a papá, sino a todos y que todos tenemos que unirnos porque somos seis personas y bueno, papá se va a ir antes de lo que teníamos previsto, pero va a estar en el cielo y va a estar estupendamente bien así que por papá no hay que llorar". Este planteamiento ha sido fundamental. Si nosotros tuviéramos otro criterio en la vida, si pensáramos que ahora voy al "saco de la nada" sería una desgracia porque una posible vida de 80-90 años se ha quedado truncada en 40 y eso es muy doloroso.
Una persona no creyente puede tener un ideal de otro tipo: un ideal político, una ONG que le llena su vida, un ideal artístico, un ideal deportivo... pues yo lo siento, pero el mío es el religioso.

He estudiado mis cinco años de filosofía, soy catedrático, soy doctor en filosofía, he publicado muchas cosas y cada día tengo más claro que la fe y la razón van conjuntas, van unidas.

La posibilidad de que vamos todos a la nada para mí va en contra de la razón; dice San Bernardo que somos como niños jugando a la orilla de la eternidad, están obsesionados con su castillo de arena como si fuera lo único importante de la vida y al menor descuido uno se vuelve... lo rompe... y unos lloros... como si hubiera sido el fin del mundo... así somos los
humanos... internet, la tele, la bolsa que nos parece que es la leche y luego va y se hunde... los imperios se hunden. ¿ Cuánto dura un ser humano? ¿80 años? y ¿qué son 80 años? . Y entonces dice San Bernando " van pasando las olas y cada ola se lleva a uno y otra se lleva a otro y otra a otros cinco..." mira a los de Israel esos que están bailando en la discoteca tan alegremente y de golpe llegó la ola y se murieron treinta, y ¿a dónde van esa gente? ¿Dónde van? Si todos fueran a la nada, cuando muera el último hombre ¿para qué ha habido humanidad? ¡Qué absurdo! Sería como una pirueta, como un insulto de la evolución.
Ha surgido un ser humano, con capacidad de amar, con capacidad de entregarse a los demás, con capacidad de hacer arte, ciencia... y después, cuando muera el último ser humano, todo a la nada, todo ha desaparecido, los astros seguirán dando vueltas por el universo y nadie se acordará, nadie tendrá en cuenta que ha existido el ser humano. ¡Qué pena! ¡Qué horror! Y eso me niego a creérmelo. No me da la gana creérmelo, vamos, así de fácil. No quiero creérmelo, porque para creer eso si que hace falta mucha fe. Me queda sin embargo la otra posibilidad, que es que esta vida sólo es la primera parte, la menos interesante, por cierto, y luego viene la interesante, la vida auténtica, y entonces no tendré yo un cuerpo canceroso, tendré un cuerpo glorioso. Y entonces cuando estemos allí pensaremos en nuestra vida y pensaremos que ha sido, lo que dijo Santa Teresa, un mal sueño en una mala posada.
Cuando no tienes la cuenta del tiempo que te queda, se te va más rápido. Es como un estudiante que dice: "el examen será un día del mes no sé cuánto, pues bueno, ya iremos estudiando". Pero cuando le dicen: "es pasado mañana", ya controla más el tiempo y dice: "bueno, me quedan dos mañanas y dos tardes, y tal hora y tal otra", y entonces aprovechas más. Como a mí el tiempo ya me escasea, estoy aprovechándolo mucho más que antes. No sabéis la diferencia que hay de estar viviendo pensando que la vida es muy larga y que vete a saber lo que nos pasará, y que hay que ahorrar para el futuro, etc... a pensar que me quedan seis meses, y que tengo un pie en el Cielo y que tengo el billete ya y que está a mi nombre, y no lo voy a cambiar por nadie y que dentro de unos meses estaré genial, y que aquí pues no, no estoy tan bien, y que cada día puedo aprovechar todo lo posible, pero no me esfuerzo, no sufro, lo estoy haciendo con todo gustazo.

Desde que me levanto por la mañana, nada más levantarme veo un poster que he puesto de Virgen, ahora que estamos en el mes de mayo, o estábamos, y me anima, porque la veo ahí y es más bonito ver eso que ver la pared, con una telaraña colgando del techo. Y luego me levanto, me voy y disfruto de la primavera tan bonita que tenemos en Mallorca, me tomo el café con leche y la tostada con mantequilla y disfruto de mis hijos como nunca he disfrutado.
Las cosas cotidianas adquieren un nuevo sentido. Una maravilla, al cabo del día, si echáramos cuentas, hay cincuenta, sesenta, ochenta ocasiones en las que es para decir ¡qué gustazo, qué bien me lo estoy pasando! Lo que pasa es que normalmente las dejamos pasar
porque estamos pendientes de lo malo. Es que luego me tengo que ir a una reunión, es que mañana tengo un examen, es que mi hijo no sé qué... y entonces lo malo nos oculta lo bueno. Pero momentos buenos del día tenemos cincuenta mil. Y hay que disfrutarlos, yo ahora los estoy disfrutando, la verdad.

Es verdad que todos tenemos un reloj, lo que pasa es que a mí me han dicho cuándo llega la hora. Y eso es una suerte, según como se mire, porque la gente que se estrella en su coche en la carretera les puedes decir ¡qué suerte porque no se han enterado! No le ha dolido, pero también se les puede decir: no ha disfrutado de su muerte.
Yo la estoy disfrutando, me estoy preparando, y creo que es bonito, el paso de un estado al siguiente, que yo creo que es otro tipo de vida, simplemente, ya lo he dicho antes, me parece bonito pensarlo, calcularlo e incluso acariciarlo. Cada día que vivo teniendo en cuenta que después no voy a ir al fracaso, que no voy a ir a un lugar de tormento, sino que voy a estar en un sitio estupendo, es como el estudiante que cada día está estudiando y que al final va a conseguir su licenciatura, va a trabajar, va a conseguir un buen puesto de trabajo y va a vivir muy bien. Eso anima mucho.

Es interesante ver que ha habido una evolución psicológica. Que el enfermo que tiene una enfermedad o un problema grave, siempre tiene que hacer una evolución y un camino, con mementos buenos, malos. Hace dos meses estaba pensando que mi final serían seis meses en la cama mirando al techo, y más o menos atontándome. Y ahora he decidido que no, que no, al revés. Que se puede vivir y se puede seguir disfrutando y haciendo cosas. Pero bueno cada cáncer es cada cáncer y hay que tener en cuenta la medicación y que ojalá nos curemos, pero si no nos curamos, desde luego tenemos una vida nueva y eterna.

Lea el testimonio de Javier Mahillo

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