Poco antes de la Misa, había una cierta agitación en la tienda que hacía las funciones de sacristía para el Papa en el Estadio de Koševo. Mons. Guido Marini, Ceremoniero Pontificio, en un cierto momento se ausentó. Después regresó y dio las últimas disposiciones. Algo normal en una organización en la que se mide hasta el último detalle. Pero cuando el Papa Francisco salió para la Misa, algo llamó la atención: su cruz pastoral, el báculo, llevaba en la empuñadura una especie de cinta adhesiva.
"La cruz pastoral se rompió poco antes de la celebración", explicó a ACI Prensa el P. Federico Lombardi, director de la Sala de Prensa de la Santa Sede y vocero del Vaticano. "Ante esta situación, se buscó una segunda cruz para sustituirla. Al no encontrarla, se decidió 'ajustar' la cruz de la mejor manera posible".
Lombardi, bromeando, negó después que el suceso fuera un mal presagio, al contrario, "puede ser un buen augurio".