Como cada 4 de octubre, la Iglesia celebra a San Francisco de Asís, el santo que reconoció a Dios en la naturaleza y a quien el Señor le concedió el don de poder acompañarlo en los dolores de su Pasión.
Durante sus visitas al Vaticano en el año 1229, para reunirse con el Papa Inocencio III, el santo vivió en el llamado "hospicio de San Biagio", un hospedaje y hospital situado en el conocido barrio de Trastévere dirigido por los benedictinos de Ripa Grande, quienes acogían principalmente a los leprosos.
Años más tarde, en aquel lugar se construyó la bella iglesia de San Francesco a Ripa, lo que hoy se conoce como el Santuario de San Francisco de Asís en Roma.