El último Ángelus antes del inicio del viaje del Papa Francisco a Sri Lanka y Filipinas tuvo como centro la fiesta del Bautismo del Señor que, como explicó el Santo Padre, concluye el tiempo de Navidad.
Por ello, destacó, "un cristiano y una comunidad que están 'sordos' a la voz del Espíritu Santo, que lo condujo a llevar el Evangelio a los confines de la tierra y de la sociedad, se convierten también en un cristiano y una comunidad 'muda' que no hablan y no evangelizan".
"Colocar bajo la acción del Espíritu Santo nuestra vida de cristianos y la misión, que todos hemos recibido en virtud del Bautismo, significa encontrar la valentía apostólica necesaria para superar fácilmente las comodidades mundanas", dijo.