El Papa Francisco pidió hoy en Roma a nueve mil monaguillos procedentes de varios países que el servicio al altar se convierta "en una oportunidad para abrirse a los demás, para caminar juntos, para marcarse metas comprometidas y encontrar la fuerza para alcanzarlas".
Los miles de acólitos llegaron a Roma con motivo de la Peregrinación Internacional que realizan cada año, en este caso con el lema "¡Aquí estoy, mándame!". La mayoría de ellos era de países como Alemania, Austria, Francia, Portugal o Hungría.
El Pontífice presidió el rezo de vísperas y dirigió a los jóvenes unas palabras en la que es su primera intervención pública –sin tener en cuenta los ángelus de los domingos– en medio de las vacaciones estivales.