"¡Señor, si quieres puedes purificarme!". Así comenzó el Papa Francisco una nueva catequesis sobre la misericordia en la Audiencia General del miércoles.
En la Plaza de San Pedro, Francisco explicó que ésta es la petición de ayuda que un leproso dirige a Jesús. "Este hombre no pide ser sanado solamente, sino ser 'purificado', es decir, resanado integralmente, en el cuerpo, en el corazón".
"Jesús nos enseña a no tener miedo de tocar al pobre y al excluido, porque Él está en ellos", explicó. De hecho, "tocar al pobre puede purificarnos de la hipocresía y hacernos inquietos por su condición".