Luego, alentó a "testimoniar la alianza con Dios en la alegría, con gratitud, mostrando que somos personas capaces de crear lazos de amistad, de vivir la fraternidad, de construir buenas relaciones humanas, para impedir que la corrupción del mal, el morbo de las divisiones, la suciedad de los negocios ilícitos y la plaga de la injusticia prevalezcan".
"Antes de preocuparnos por las tinieblas que nos rodean, antes de esperar que algo a nuestro alrededor se aclare, se nos exige brillar, iluminar, con nuestra vida y con nuestras obras, la ciudad, las aldeas y los lugares donde vivimos, las personas que tratamos, las actividades que llevamos adelante", advirtió.
Después, el Papa indicó: "Estoy con ustedes y les deseo que experimenten la alegría del Evangelio, el sabor y la luz que el Señor, el Dios de la paz, el Dios de todo consuelo, quiere infundir en cada uno de ustedes".
En el momento del intercambio de la paz, las miles de personas exultaron y se saludaron emotivamente.