Como todos los domingos, el Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus y comentó el Evangelio del día que recoge tres parábolas de misericordia y muestran hasta dónde llega el perdón de Dios.
"Su perdón cancela el pasado y nos regenera en el amor" de tal forma que "cuando un pecador se convierte y se hace reencontrar por Dios no lo esperan reprobaciones y durezas, porque Dios salva, espera en casa con alegría y hace fiesta".
El Pontífice dijo a todos que "el mensaje del Evangelio de hoy nos infunde gran esperanza y lo podemos sintetizar así: no hay pecado en el que hayamos caído por el que, con la gracia de Dios, no podamos resurgir; no hay un individuo irrecuperable, porque Dios no deja jamás de querer nuestro bien, también cuando pecamos".