"Una comunidad de cristianos debería vivir en la caridad de Cristo, y es allí donde el maligno 'nos mete la garra' y nosotros a veces nos dejamos engañar".
El Papa explicó que normalmente estas son las personas "espiritualmente más débiles". "Cuántos de ellos se han alejado porque no se han sentido acogidos, entendidos y amador. También para un cristiano saber amar no es nunca un dato adquirido de una vez para siempre" sino que "cada día se debe recomenzar, se debe ejercitar para que nuestro amor hacia los hermanos y hermanas que encontramos sea maduro y purificado de esos límites o pecados que lo hacen parcial, egoísta, estéril o infiel".
Después de rezar, Francisco tuvo un pensamiento especial por los católicos chinos, que el próximo 24 de mayo conmemorarán a la Bienaventurada Virgen María "Ayuda de los Cristianos", venerada en el santuario de Sheshan, en Shangai. "A los católicos chinos les digo: levantemos la mirada hacia María nuestra Madre, para que nos ayude a discernir la voluntad de Dios acerca del camino concreto de la Iglesia en China y nos apoye en el acoger su proyecto de amor con generosidad. María nos alienta a ofrecer nuestra contribución personal para la comunión entre los creyentes y por la armonía de la entera sociedad. No nos olvidemos de testimoniar la fe con la oración y con el amor, manteniéndonos siempre abiertos al encuentro y al diálogo", pidió.