Además, el Santo Padre recordó el encuentro "en la Catedral siro-católica de Bagdad, donde en 2010 fueron asesinados cuarenta y ocho personas, entre las cuales dos sacerdotes, durante la celebración de la misa" y añadió que "la Iglesia en Irak es una Iglesia mártir y en ese templo, que lleva inscrito en la piedra el recuerdo de esos mártires, resonó la alegría del encuentro: mi asombro de estar en medio de ellos se fusionaba con su alegría de tener al Papa con ellos".
Luego, el Pontífice recordó su visita a las ciudades de Mosul y Qaraqosh, sobre el río Tigris, en las ruinas de la antigua Nínive, en donde "la ocupación del ISIS causó la fuga de miles y miles de habitantes, entre los cuales muchos cristianos de diferentes confesiones y otras minorías perseguidas, especialmente los yazidíes".
"Se ha arruinado la antigua identidad de estas ciudades. Ahora se está tratando de reconstruir con mucho esfuerzo; los musulmanes invitan a los cristianos a volver, y juntos restauran iglesias y mezquitas. Y sigamos, por favor, rezando por estos hermanos y hermanas nuestros tan probados, para que tengan fuerza de volver a comenzar. Y pensando en tantos iraquíes emigrados quisiera decirles: han dejado todo, como Abrahán: como él, custodien la fe y la esperanza, y sean creadores de amistad allá donde estén. Y si pueden, vuelvan", pidió el Papa.
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