Cuando el pueblo siciliano tomó noticia de la aparición, se organizaron las expediciones para encontrar los restos de la santa en la zona montañosa indicada. Después de que estos fueron hallados, milagrosamente, la peste desapareció a los pocos días. Esta es la razón por la que los habitantes de la isla mediterránea nombraron a Rosalía como su patrona. Acto seguido, los restos de la eremita fueron colocados dentro de la Catedral de Palermo.
Tiempo después, el Papa Urbano VIII -pontífice entre 1623 y 1644- reconoció la autenticidad de las reliquias y dispuso que Sicilia conmemore a su santa cada 15 de julio, mientras que el resto de la Iglesia universal lo haría el 4 de septiembre, día en que se recuerda tanto el hallazgo como el traslado de las reliquias.
Veneración e iconografía
La iconografía representa a Santa Rosalía como ermitaña, al aire libre, cerca de una cueva, y, a veces, revestida del hábito agustino. Suele aparecer también coronada de rosas -en alusión a su nombre-, de pie, al lado de un crucifijo y una calavera, en alusión a la vida ascética que llevó.