Cada 26 de octubre, la Iglesia recuerda a San Alfredo el Grande, rey de Wessex (871-899), Inglaterra.
San Alfredo se hizo célebre por su espíritu caritativo y justo, así como por haber comandado la defensa de su pueblo contra la invasión de los vikingos. Confiado en sus dotes de líder y buen gobernante, se autoproclamó rey, siendo el primero de la casa de Wessex que reinó entre los anglosajones. Su natal Wessex fue uno de los siete reinos que después formarían parte de Inglaterra.
La historia le concedió el apelativo de “Magno” o “Grande”.