Según ANSA, fueron siete atentados y dejaron 158 muertos (La cifra oficial el 14 de noviembre es de 129 muertos y 352 heridos, de los cuales 99 se encuentran graves). El más mortífero ocurrió en el teatro Le Bataclan, donde actuaba la banda de heavy metal estadounidense Eagles of Death Metal. Testigos indicaron que los terroristas habían tomado varias decenas de rehenes y comenzaron a matarlos uno por uno con armas automáticas. Además, los yihadistas gritaban "Alá es grande".
Debido a la magnitud de la tragedia, el presidente Francois Hollande declaró el estado de emergencia y ordenó el cierre de las fronteras, algo que no ocurría en Francia desde la Segunda Guerra Mundial. Además, se han desplegado 1.500 militares para evitar nuevos atentados. "Vamos a seguir con la lucha, será implacable contra los terroristas", dijo el mandatario.
Por su parte, el vocero de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, dijo que "estamos sorprendidos por esta nueva manifestación enloquecida de violencia terrorista y de odio que condenamos del modo más radical junto con el Papa y con todos los que aman la paz".