Esperanza en Siria está muriendo por el olvido y esto duele mucho, lamenta Cardenal

Esperanza en Siria está muriendo por el olvido y esto duele mucho, lamenta Cardenal
Foto referencial. Crédito: Unsplash / Nupo Deyon Daniel

El Cardenal Mario Zenari, Nuncio Apostólico en Siria, hizo un llamado urgente a la comunidad internacional para no olvidar a Siria en un momento muy crítico en su historia. También pidió unirse a la Iglesia en la atención humanitaria para "tratar de restaurar la confianza" y así "devolver la esperanza" que está muriendo en la gente.

Luego de 10 años de guerra en Siria, con más de un millón de personas fallecidas, cerca de 12 millones de desplazados internos y externos, "la pesadilla de la codicia y el flagelo de la pobreza extrema y el hambre", la esperanza en el corazón de las personas está muriendo, dijo el Purpurado a Vatican News, luego de un encuentro con el Papa Francisco.

Los sirios pierden la esperanza porque no ven que se haya recuperado la economía, ni que se haya dado una reconstrucción del país y "esto duele mucho". "Así que debemos tratar de restaurar la confianza, para devolver la esperanza a esta pobre gente", resaltó el Cardenal.

El Purpurado recordó el discurso de este año del Papa Francisco ante el Cuerpo Diplomático, en el que "habló de un velo de silencio que se extiende sobre Siria" y afirmó que se corre el riesgo de que este velo cubra la guerra que devastó el país, pues cuando los conflictos se prolongan mucho, a la gente ya no le interesa escuchar sobre ello.

"Desafortunadamente, esto se está haciendo realidad" y es un punto "muy crítico" tras la reciente crisis en Oriente Medio. "Muchos han muerto por diversos tipos de armas, desde todo tipos de bombas hasta misiles lanzados por todas partes, incluso por armas químicas. Pero, lo más difícil de aceptar es morir sin que nadie hable de ello", dijo el Cardenal Zinari.

El Nuncio en Siria adijo además que el El Papa Francisco habla de lo que ocurre en Siria como "la tercera guerra mundial a pedazos", pues "año tras año, Siria, entre armas químicas, bombas, minas, secuestros y fosas comunes, se convierte en un agujero negro que devora, sin interrupción, los intentos de acuerdos de paz y estabilidad".

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"Bomba de la pobreza"

El Cardenal Zenari destacó que si bien la guerra es "menos violenta" desde hace un año y medio aproximadamente, las bombas no han cesado en el noroeste donde la tregua establecida desde marzo "es frágil" y ahora existe la "bomba de la pobreza", con más del 80% de personas afectadas por el hambre, la desnutrición sobre todo infantil y otras enfermedades.

El Cardenal afirmó que lo que más causa dolor es que las mayores víctimas de la guerra son las mujeres y los niños, pues muchas han quedado viudas y suelen tener familias numerosas. Relató que recientemente murieron varios niños por deshidratación y desnutrición en un campo de refugiados, y que en el norte los pequeños desplazados incluso mueren de frío en brazos de sus padres.

Para el Cardenal Zenari lo que se debe hacer es "reiniciar Siria" y para ello, la comunidad internacional, especialmente ciertos países ricos, deben impulsar la reconstrucción y recuperación económica del país, lo que costaría unos "400 mil millones de dólares". Los que han ofrecido esta ayuda han puesto "condiciones" como cierta dirección para las reformas democráticas y "esto todavía no es evidente".

También, destacó la labor del actual Enviado Especial de las Naciones Unidas para la crisis de Siria, Geir Pedersen, en la "construcción de puentes y negociaciones entre las facciones y el gobierno". Explicó que en el país se está trabajando en una nueva Constitución que muchos dicen podría "aumentar la confianza entre las partes".

Sin embargo, el Nuncio en Siria afirmó que "todavía estamos muy lejos de ver una reanudación del diálogo, una reanudación de la reconstrucción de Siria y una recuperación económica", pues las armas causan muchos daños a diario y "hay quienes se aprovechan de la guerra para enriquecerse", llevándose el gas, el petróleo o aspiran a "tomar algunas franjas de tierra".

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El Purpurado dijo que para lograr la meta de "desbloquear" el problema de Siria, todas las facciones deben mostrar algo de buena voluntad, para que con mediación de la comunidad internacional, se empiece dando atención humanitaria y ayuda a los detenidos y casi 100 mil desaparecidos.

Destacó que entre los desaparecidos están dos obispos ortodoxos y tres sacerdotes, entre ellos un jesuita italiano, el P. Paolo Dall'Oglio, del que no se sabe nada desde hace siete años.

Ayuda humanitaria

Frente a la pregunta de si la ayuda humanitaria es suficiente, el Purpurado agradeció la contribución de la Iglesia, muchas ONG e incluso de las Naciones Unidas, que deben mantener a unas 11 millones de personas, pero dijo que esto representa una pequeña parte ante las grandes necesidades que existen.

"Veo en estos 10.000, 100.000 euros, sobre todo el corazón y la bondad de esta gente: de verdad, me conmueve", pero la destrucción es enorme y Siria solo se podrá reconstruir con las "grandes ayudas" que "debe ofrecer" la comunidad internacional. "En toda esta ayuda siempre veo al buen samaritano tratando de ayudar", añadió.

El Cardenal Zenari dijo que no se cansa de decirle a los estados que "pueden y deben ayudar" ya que la guerra destruyó fábricas, barrios, casi la mitad de los hospitales y eso es muy grave en medio de la pandemia del COVID-19. 

"La guerra ha provocado la destrucción de una de cada tres escuelas y cerca de dos millones y medio de niños en edad escolar no tienen dónde estudiar".

A esto se suma que "las sanciones internacionales impuestas a Siria: tienen efectos bastante negativos", y la crisis del Líbano, que empeoró con el cierre de fronteras y que permitía llevar la ayuda humanitaria. Hay que considerar además que "Oriente Medio es una tierra de fuegos y debemos apagar estos incendios lo antes posible", dijo.

En este contexto, destacó la ayuda de la Iglesia Católicas y la Ortodoxa, que están en primera línea junto a "personas de buena voluntad" para dar alimentos o construir hospitales para todos los necesitados, sin distinción de religión u origen.

"Como Iglesia, como Santa Sede, no tenemos intereses militares, no tenemos intereses económicos, no tenemos estrategias geopolíticas: nosotros - la Iglesia, la Santa Sede, el Papa - estamos del lado del pueblo, del pueblo que sufre", afirmó.

Una de las iniciativas que destacó fue que hace 120 años construyeron tres hospitales católicos para enfermos pobres, con los que intentan "curar los cuerpos pero también reparar el tejido social", pues los musulmanes también son atendidos y eso siembra gratitud y fortalece las relaciones entre ambos credos.

"Debemos tratar de encender, al final del túnel, alguna pequeña esperanza: al menos la solidaridad, para decir 'no están solos', 'tratamos de ayudarlos' también con ayuda material, y tratar de hacer brillar un poco de luz al final del túnel", concluyó.

Conflicto en Siria

Un año después de estallar la guerra civil en 2010, levantamientos conocidos como la Primavera Árabe iniciaron contra el gobierno central a manos de los llamados "rebeldes de la primera hora", compuesta por mayoría sunita que se opone al presidente alauita Bashar Hafiz al-Asad.

Con el tiempo la revuelta se degradó y se convirtió en un "conflicto sin cuartel" entre milicias locales, ramas de Al Qaeda, el Estado Islamico,  mercenarios y grupos terroristas autocéfalos.

En el conflicto también se registraron intervenciones militares o de apoyo de muchas otras naciones, lo que hizo que el conflicto también sea considerado por algunos una guerra por poderes. 

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