8 de enero de 2016 / 05:34 AM
El amor de Dios es infinito y no tiene límites. Así de concreto fue hoy el Papa Francisco en la homilía de la Misa que celebró en la Casa Santa Marta a primera hora de la mañana, donde explicó que Dios espera a cada persona para abrazarla tal cual es, por muy pecadora que sea.
"¿Para qué nos espera?", se preguntó. "Para abrazarnos, nada más. Para decir: 'Hijo, hija, te amo. He dejado que crucificaran a mi Hijo por ti; este es el precio de mi amor'. Este es el regalo de amor", reflexionó el Papa.
Francisco comentó la primera lectura de la liturgia del día, del apóstol San Juan, que habla sobre los dos mandamientos principales de la vida: el amor de Dios y el amor al prójimo y señaló que la certeza de que "el Señor me espera, el Señor quiere que abra la puerta de mi corazón" hay que tenerla "siempre", y si alguno tuviera el escrúpulo de no sentirse digno del amor de Dios, "es mejor, porque Él te espera, así como tú eres, no como te dicen que deber ser".