El Papa Francisco recibió a una delegación de la denominada "Tabla Redonda" de Roma de la "Global Foundation" (fundación internacional de caridad) y denunció que el dinero y los gobiernos del mundo no pueden marcar la agenda de la sociedad y ser indiferentes al sufrimiento del hombre.
"Es inaceptable, así como deshumano, un sistema económico mundial que descarta a los hombres, mujeres y niños, por el hecho de que estos parecen no ser útiles según los criterios de rentabilidad de las empresas y de otras organizaciones".
Francisco añadió que este descarte de las personas "constituye el regreso de la deshumanización de cualquier sistema político y económico: aquellos que causan o permiten el descarte de los otros –refugiados, niños abusados o esclavizados, pobres que mueren por la calle cuando hace frío– y que se convierten ellos mismos en una especie de maquinas sin alma, aceptando implícitamente el principio de que también ellos, antes o después, serán descartados cuando no sean ya útiles a una sociedad que ha puesto en el centro al dios dinero".