El Papa concluye su peregrinación a Eslovaquia con este último mensaje

El Papa concluye su peregrinación a Eslovaquia con este último mensaje
Papa Francisco en el Santuario Nacional de Šaštín, Eslovaquia. Foto: Captura video

El Papa Francisco agradeció la acogida que recibió en su viaje apostólico a Eslovaquia, que realizó del 12 de septiembre al miércoles 15 bajo el lema "Con María y José en el camino hacia Jesús".

Al concluir la Misa en el Santuario Nacional de Šaštín por la Solemnidad de la Virgen de los Siete Dolores, patrona de Eslovaquia, el Santo Padre pronunció sus últimas palabras en este país.

El Papa dijo que "en esta Eucaristía he dado gracias a Dios, que me ha permitido estar entre ustedes y concluir mi peregrinación en el abrazo devoto de su pueblo, celebrando juntos la gran fiesta religiosa y nacional de la Patrona, la Virgen Dolorosa".

"Queridos hermanos obispos, les agradezco de corazón la preparación y la acogida. Renuevo mi gratitud a la señora presidenta de la república y a las autoridades civiles. Y agradezco a todos los que han colaborado de diversas maneras, sobre todo con la oración. Los llevo en el corazón. Ďakujem všetkým! [¡Gracias a todos!]", señaló el Papa.

Previamente, el Arzobispo de Bratislava y presidente de la Conferencia Episcopal de Eslovaquia, Mons. Stanislav Zvolenský, agradeció al Papa "por recordarnos que debemos ocuparnos de los pobres, que no podemos ignorar a los que se quedan atrás y necesitan nuestra ayuda".

"Gracias por todo esto, Santo Padre. Gracias porque nuestros hermanos y hermanas pudieron conocer a Pedro. Muchos de ellos han podido escuchar y pensar. Creo que usted ha reavivado la llama de la fe en muchas personas: les ha dado la oportunidad de pensar en Dios y en su relación con Él. Estamos muy agradecidos por esta oportunidad, para toda la nación eslovaca. Ahora nos corresponde seguir manteniendo viva la llama, para que más personas conozcan y amen al Señor Dios, y se preocupen por su prójimo", afirmó el Prelado.

Más en Vaticano

El Santuario Nacional de Šaštín fue declarado Basílica Menor por San Juan Pablo II, quien celebró aquí una Misa ante 200 mil fieles en 1995. Se trata de una iglesia del siglo XVI que ha marcado la historia de Eslovaquia desde entonces porque la imagen de la Virgen de los Siete Dolores tiene una historia de curaciones milagrosas. Se han estudiado hasta 726 casos.

Según informó la Conferencia Episcopal Eslovaca, a la Eucaristía presidida por el Papa Francisco en Šaštín asistieron más de 50 mil personas quienes celebraron juntos la Solemnidad de Nuestra Señora de los Siete Dolores.

Después de finalizar la Misa, el Papa Francisco se dirige al aeropuerto internacional de Bratislava para reunirse en privado brevemente con la presidenta de la república, Zuzana Čaputová. Tras saludar a las delegaciones y de una breve ceremonia de despedida con la guardia de honor, el Papa se despedirá de Eslovaquia.

Se trató del viaje apostólico internacional número 34 de su pontificado, que incluyó a Budapest, capital de Hungría, para clausurar el Congreso Eucarístico Internacional. En Eslovaquia visitó las ciudades de Bratislava, Košice y Prešov.

El Papa Francisco es el segundo Pontífice en realizar un viaje apostólico a estos países. San Juan Pablo II visitó Hungría en 1991 y 1996, y Eslovaquia en 1990, 1995 y 2003.

El despegue del avión que trasladará el Santo Padre a Roma está previsto a las 1:45 p.m. y la llegada al aeropuerto de Roma Ciampino está programada a las 3:30 p.m., de allí se espera que rece brevemente en la Basílica Santa María la Mayor y luego vaya a la Casa Santa Marta en el Vaticano.

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En su homilía de la Misa celebrada este 15 de septiembre, el Santo Padre reflexionó en la fe de la Virgen María para destacar la fe de María, que es una "fe que se pone en camino", una "fe profética" y una fe "compasiva" por lo que invitó mirar a la Virgen Madre Dolorosa para "abrimos a una fe que se hace compasión, que se hace comunión de vida con el que está herido, el que sufre y el que está obligado a cargar cruces pesadas sobre sus hombros".

"Una fe que no se queda en lo abstracto, sino que penetra en la carne y nos hace solidarios con quien pasa necesidad. Esta fe, con el estilo de Dios, humildemente y sin clamores, alivia el dolor del mundo y riega los surcos de la historia con la salvación", afirmó el Papa Francisco.

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