5 razones para rezar la coronilla de la Divina Misericordia

Jesús Misericordioso Jesús Misericordioso | Crédito: Shutterstock

La fiesta de la Divina Misericordia se celebra el segundo domingo de Pascua y a ella está asociado el rezo de la coronilla, una práctica de piedad recibida por Santa María Faustina Kowalska del mismo Jesús, que se ha extendido por todo el mundo. 

Existen cinco principales razones por las que realizar este ejercicio de piedad, tal y como explicó a ACI Prensa Inés Mery, voluntaria de la Fundación Santuario de la Divina Misericordia en Chile.

1. Es una actitud de confianza

Jesús se apareció a Santa Faustina entre el 13 y el 14 de septiembre de 1935 en Vilna (Lituania) y le pidió dar a conocer su Misericordia a través de la difusión de Su imagen con la inscripción que dice “Jesús, en Ti confío”, a través de la fiesta de la Divina Misericordia y del rezo de la coronilla.

Las personas que rezan esta coronilla ofrecen a Dios Padre “el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad” de Jesucristo “como propiciación de sus pecados, los pecados de sus familiares y los del mundo entero. Al unirse al sacrificio de Jesús, apelan a este amor con el que Dios Padre ama a Su Hijo y en Él a todas las personas”, explica Mery.

“En esta oración se pide ‘misericordia para nosotros y el mundo entero’”, “agregando a ello una actitud de confianza”, señala.

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De esa manera, “cumpliendo las condiciones que deben caracterizar cada oración buena (la humildad, la perseverancia, la sumisión a la voluntad de Dios), los fieles pueden esperar el cumplimiento de las promesas de Cristo que se refieren especialmente a la hora de la muerte: la gracia de la conversión y una muerte serena”.

Según recuerda Santa Faustina en su diario, Jesús le dijo: "A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá en vida y especialmente a la hora de la muerte" (D. 754) y "Por el rezo de esta coronilla Me acercas la humanidad" (D. 929).

2. Se obtienen gracias extraordinarias

Jesús le ofreció a Santa Faustina: “Hija mía, anima a las almas a rezar la coronilla que te he dado. A quienes recen esta coronilla, Me complazco en darles lo que Me pidan” (D. 1541).

“Reza la coronilla que te he enseñado”, porque “a través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad” (D. 1731).

"Cuando cerca del agonizante es rezada esta coronilla, se aplaca la ira divina y la insondable misericordia envuelve al alma y se conmueven las entrañas de Mi misericordia por la dolorosa Pasión de Mi Hijo” (D. 811). 

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“Hasta el pecador más empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita” (D. 687), prometió Jesús.

3. Es una oración personal y comunitaria

La coronilla está destinada a ser rezada tanto en comunidad como individualmente.

En ese sentido, “al decir ‘nosotros’ se refiere tanto a la persona que la reza como a todos aquellos por quienes se reza; al decir el ‘mundo entero’ se refiere que se reza tanto por vivos como por difuntos”, explicó Inés Mery.

Al recitar la coronilla de la Divina Misericordia "Jesús nos pide que imploremos la misericordia ‘para nosotros’, enseñándonos así a combatir el egoísmo en la oración y de ese modo hace de la oración de la Divina Misericordia un acto de amor sacrificial”. 

Cuando rezamos la coronilla, “nos unimos al sacrificio de Cristo en la cruz en el que Él se ofreció para nuestra salvación. Al recitar las palabras ‘Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo’, lo hacemos en virtud del amor que Dios Padre tiene por su Hijo, y en Él, por todos los hombres. Así pues, recurrimos al motivo más fuerte para ser escuchados por Dios”.

4. Sólo toma 5 minutos

La coronilla de la Divina Misericordia se reza con un rosario. Se inicia con la señal de la Cruz y luego el rezo de un Padre Nuestro, un Ave María y el Credo.

Luego, al iniciar cada decena, se recita “Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero”.

En las cuentas del Ave María, en vez de recitar esta oración, se dice diez veces “Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.

Al terminar las cinco decenas se dice tres veces las palabras “Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”, y se puede añadir: “Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, confío en Ti”. “Santa Faustina, Ruega por nosotros”. “San Juan Pablo II, Ruega por nosotros”. 

5. Se puede rezar a cualquier hora

La coronilla puede ser rezada a cualquier hora. “A veces existe la equivocación de creer que hay que rezarla a las tres de la tarde, cosa que Jesús no pidió”, afirmó Mery.

“Las tres de la tarde, que es la Hora de la Gran Misericordia, está dirigida al Hijo, Jesucristo, a contemplarlo en su Pasión”; en cambio “la coronilla está dirigida al Padre Dios”.

“Lo que se puede hacer y se hace en varios santuarios de la Misericordia es que a las tres de la tarde se contempla un momento la Pasión de Cristo y después se reza la coronilla”, explicó.

“A cualquier hora que se rece la coronilla, lo importante es comprender que con esta oración le pedimos al Padre que nos mire a través de las heridas de su Hijo Jesús y, que al mirarnos a través de las heridas de su Hijo, no nos trate como merecen nuestros pecados, sino que nos trate conforme a su gran bondad y misericordia”.

“Vi una gran claridad y en ella a Dios Padre. Entre la luz y la Tierra vi a Jesús clavado en la cruz de tal forma que Dios, deseando mirar hacia la tierra, tenía que mirar a través de las heridas de Jesús. Y entendí que Dios bendecía la tierra en consideración a Jesús” (D. 60), describe el diario de Santa Faustina.

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